Bodega Pura Vida y sus vinos naturales

Bodega Pura Vida y sus vinos naturales

Hace tan solo unas semanas tuvimos nuestro primer contacto con el vino natural de la mano de la bodega almeriense Pura Vida. Vaya por delante, que la experiencia en su finca fue inmejorable y que seguro que volveremos en más ocasiones en el futuro.

En las siguientes líneas compartiré las vivencias de nuestra visita y una interesante e informal charla que mantuvimos con Rober y María durante nuestra visita.

Así que, ponte cómodo/a, que nos vamos a Fondón.

Los vinos naturales están en auge y la bodega Pura Vida forma parte importante del éxito que están cosechando. A continuación, veremos los motivos.

Primeros pasos en Pura Vida.

Antes de entrar en materia, vamos a situarnos en el tiempo, el día de la visita a Pura Vida. Corría el mes de septiembre, con buen tiempo y con los viñedos en uno de sus momentos álgidos de la temporada. Por tanto, los bodegueros estaban a tope de trabajo, entre vendimia, maceraciones y embotellado, además de otras actividades.

Creo que no podíamos haber elegido mejor momento para subirnos al coche y emprender nuestro viaje a Fondón, el pequeño pueblo de La Alpujarra almeriense donde está la bodega. La finca se encuentra a las afueras del pueblo, en un entorno repleto de tranquilidad y belleza, con Sierra Nevada observando atentamente.

Aparcamos el coche en un espacio habilitado para ello al lado de la finca y esperamos a que nos abriesen la puerta. Nos reciben amablemente en la entrada Rober y dos de sus perros. Saludo introductorio y pasamos a la finca.

A la izquierda quedan los viñedos de Garnacha y al fondo una alberca con una pequeña casa/cortijo al lado, decorada con muy buen gusto. Allí nos recibe María, que será la encargada de preparar el menú que hemos elegido previamente, junto con la cata de sus vinos.

Pero antes de la fase gustativa, nos vamos con Rober para que nos explique cómo trabajan la uva y los entresijos de la finca, del entorno y del proyecto.

Qué es el vino natural y cómo funciona Pura Vida.

Tras un paseo por los viñedos, nos dirigimos a una pequeña estancia donde la uva vendimiada pasa por el resto de fases hasta convertirse en botella de vino Pura Vida. Allí, conversamos con Rober y entendemos mucho mejor qué tiene de especial el vino natural, al mismo tiempo que su rostro refleja la ilusión por lo que están construyendo.

HG: ¿Qué es el vino natural y qué os motivó a trabajar con él?

PV: Es la filosofía de hacer vino con el máximo respeto a la naturaleza y el medio que rodea a las viñas. El cuidado de la viña se realiza sin la utilización de productos químicos, sin abonos artificiales y sin fitosanitarios. En bodega tampoco utilizamos químicos ni sulfurosos. La fermentación es espontánea con las propias levaduras de la uva. Además, tampoco filtramos ni clarificamos los vinos.

Digamos que es Uva y solo Uva.

No estaba en nuestros planes hacer vino, pero compramos una finca con una parte de viñedo y solo había dos caminos. Al final, escogimos el de elaborar vino, y teníamos claro que tenía que ser en producción Natural.

HG: ¿Por qué creéis que esta forma de hacer vino tienen que ganar presencia y llegar a más gente?

PV: Porque la gente cada vez está más informada y más preocupada por lo que come y por lo que bebe y este vino no esconde nada. Además, estos productos están elaborados con respeto al medio ambiente, así que, creo que cada vez habrá más gente que se sume al consumo de vino natural.

Tras este interesante rato con Rober, donde aprendimos qué es el vino natural y cómo lo trabajan de forma totalmente artesanal, nos dirigimos al cortijo a comenzar la cata.

Cata de los vinos de Pura Vida y menú gastronómico.

A la sombra de unos parrales y cañas se encontraba una mesa muy acogedora de estilo alpujarreño, donde íbamos a probar los vinos mientras almorzábamos uno de los menús que María prepara a través de una Asociación gastronómica a la que pertenecen. Y es que, Pura Vida es un lugar de encuentro de vino, gastronomía y cultura.

HG: El enoturismo se ha convertido en un pilar fundamental como promoción y como fuente de ingresos extras para las bodegas. ¿Cómo encajáis en Pura Vida este tipo de experiencias?

PV: Para nosotros, es muy importante recibir a gente y contar nuestra forma de hacer el vino y transmitir la pasión con la que lo elaboramos.

También queremos transmitir lo importante que es llegar a una zona como ésta y darle valor a través del consumo local y de cercanía.

HG: Actualmente, tenéis disponibles para la venta cuatro tipos de vino: el blanco, el rosado, el tinto y el naranja. ¿Nos podéis contar las principales características de cada uno de ellos?

Blanco, Mac-Cabeam: 100% uva Macabeo de prensa directa, sin maceración, sin filtrar ni clarificar. Proviene de un viñedo a 1000 metros de altura de suelo franco-arenoso.

Rosado, Pura Sara: 100% uva Garnacha de prensa directa, sin maceración, sin filtrar ni clarificar. Proviene de un viñedo de secano a 850 metros de altitud de suelo arcilloso.

Tinto Cosecha, Pura Vida: 100% Garnacha, con un mes de maceración, prensa suave y 12 meses en depósito de acero inoxidable. Proviene de un viñedo de secano a 850 metros de altura de suelo arcilloso.

Orange, Oropéndola: 100% uva Macabeo con un mes de maceración, prensa suave y 3 meses en depósito de acero inoxidable. Procede de un viñedo a 1000 metros de altura de suelo franco-arenoso.

Sensaciones de la cata de vinos y el menú Pura Vida.

La cata fue estupenda, tanto en el apartado de la comida, cocinada con producto de cercanía, como, por supuesto, en el del vino. Además, poder hacerlo en un sitio sin ruidos y rodeados de viñedos y frutales es un lujo.

Como suele ser habitual empezamos con el blanco Mac-Cabeam, que venía acompañado de una ensalada de bacalao y naranja con vinagreta de arbequinas. Un vino fino y delicado con notas de manzana, perfecto para empezar.

Continuamos con el rosado Pura Sara, llamado así por las similitudes con la hija de Rober y Sara. Es un vino potente y con carácter, pero sin olvidarse del alma de rosado, que a mí me encantó. Éste lo acompañamos de una espectacular tabla de quesos. Si visualmente te llama la atención, no quiero contarte si la hubieses probado.

El plato principal era unas carrilladas con puré de boniato, acompañado del tinto Pura Vida. Veníamos de la potencia del rosado y el primer sorbo del tinto me dejó algo más indiferente. Esta sensación fue cambiando según iba bebiendo, y al final, acabé encantado con él. Se trata de un vino con menos cuerpo que los tintos que no son naturales, pero la garnacha se deja notar para bien. Ligero y sabroso.

Finalizamos la cata con un sencillo, pero delicioso postre y una estupenda mistela que también elaboran ellos mismos para consumo propio. El vino naranja no pudimos probarlo porque solo les quedaba una botella, debido a la alta demanda y la próxima añada estará lista para diciembre.

Despedida y sensaciones de nuestra visita a Pura Vida.

Terminamos la cata y la comida totalmente satisfechos y llegaba el momento de dejar paso a la siguiente visita. Pero antes, quería despedir la charla con una mirada de cara al futuro.

HG: ¿Cuáles son los mayores retos que afrontáis para los próximos años?

PV: Los mayores retos a los que nos enfrentamos son el cambio climático y la creciente falta de agua. Además, el seguir con la lucha de dar a conocer el Vino Natural y formar consumidores conscientes.

Y así finalizábamos nuestra primera visita a la bodega Pura Vida y nuestra primera incursión en el mundo de los vinos naturales. Como habrás podido observar a lo largo del texto, la visita es una experiencia totalmente recomendable y los vinos son excelentes y muy sencillos de tomar y agradables en el paladar. Por si fuera poco, al no contener aditivos, el cuerpo los tolera mejor que los vinos que sí contienen añadidos.

Muchas gracias a Rober y María por hacer de esta visita un momento inolvidable.

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