Un consumo biologico y... responsable

Miel

La agricultura ecológica cada día está más presente en nuestras mesas y cocinas. Y es que preparar ricas recetas a partir de alimentos que proceden de granjas y campos de cultivo biológicos no sólo beneficia al Planeta y a las economías locales, también a nuestros paladares, que recuperan el sabor más auténtico. Sin embargo, si queremos hacerle el favor completo a la Naturaleza y, por tanto, a nosotros mismos y a las generaciones futuras, es fundamental apostar además por un consumo responsable, que adecúe los productos y alimentos a las necesidades reales que tenemos como personas.

La filosofía de "usar y tirar" está a la orden del día en nuestra sociedad. En ella, las prisas, el consumismo y el despilfarro son el motor de una máquina de generar basura que no tiene límites. Si de verdad te preocupa el Medio Ambiente, es importante complementar tu interés por la agricultura biológica con unas pautas básicas de consumo y gasto responsable. El equilibrio y la reutilización se convertirán en las máximas a la hora de acudir al supermercado.

Te proponemos el siguiente decálogo, muy fácil de seguir, para que tu compra sea lo más ecológica y responsable:

Cereales
1. Bolsas de plástico. ¿Te imaginas la de residuos que nos ahorraríamos si fuéramos a la compra con una bolsa de tela? Es reutilizable y no produce basura. También puedes usar las bolsas de plástico o papel que tienes en casa. ¿Sabías que miles de aves y animales marinos mueren por tragar o quedar atrapados en el plástico?

2. Compra al peso. Estamos de acuerdo en que para muchos resulta un tedio estar esperando la cola de la pescadería, la carnicería o la frutería, pero, ¿sabías que las bandejas de corcho blanco que conservan embutidos, carnes y hortalizas, elaboradas con poliestileno extraído, apenas se reciclan? Comprar al peso no sólo nos garantiza el trato social con el vendedor y otros compradores, sino que nos permite conocer mejor el género y calcular bien las cantidades que compramos. ¡Haz de tu experiencia en el mercado un encuentro divertido donde aprender y socializarte!

3. Consume productos frescos. Los alimentos frescos, crudos y sin preparación previa nos garantizan el mejor sabor y todo su contenido nutritivo (vitaminas, minerales, antioxidantes, aminoácidos...). Los alimentos manufacturados llenan nuestro planeta de residuos innecesariamente: plásticos, latas, embalajes... En el caso de tener que recurrir a ellos, hemos de evitar a toda costa los precocinados y bollería industrial, fuente de grasas industriales (trans) que fomentan la obesidad, la diabetes y graves problemas cardiovasculares. Intenta reducir la ingesta de carnes rojas, dulces y grasas, en beneficio de verdura, fruta, cereales y legumbres, tal y como dicta la dieta mediterránea.

4. Exige vidrio retornable. ¿Por qué están desapareciendo los envases de vidrio cuando ahorran energía y no generan residuos? Evita los envases de un solo uso y exige vidrio, del que se recicla hasta un 30%. El plástico se fabrica con numerosos contaminantes y su combustión genera gases muy tóxicos. Además, sólo se recicla un 4% del plástico que consumimos. ¡Está en tu mano!

Manzana
Granos

5. No utilices aluminio. Otro de los materiales más contaminantes del súper. Las latas de refrescos o bebidas, los tetra bricks, los aerosoles (insecticidas, desodorantes) y el papel de aluminio son fácilmente sustituibles por otro tipo de envases menos contaminantes. Para fabricar aluminio se gasta mucha energía y su reciclaje es mínimo, por eso has de recurrir a bebidas conservadas en vidrio, desodorantes de barra, insecticidas en pastillas y tarteras.

6. No derroches comida. Una forma sencilla de contribuir con el Medio Ambiente es consumir sólo lo que vas a comer. La tendencia a comer por los ojos y a tirar grandes cantidades de sobras es sólo un reflejo del desequilibrio consumista de nuestra sociedad. Compra racionalmente y el Planeta te lo agradecerá.

7. Elegir los productos. En la medida de lo posible, opta por alimentos procedentes de la agricultura biológica: cereales, café, miel, azúcar, frutas, verduras, aceites, vino, legumbres, pasta... Están libres de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que revierte en campos más sanos y aguas más limpias. Intenta comprar pescado capturado de forma sostenible y poco a poco garantizarás la salud de los océanos. Consume carne y huevos de origen ecológico, en el que los animales no son engordados artificialmente y viven en granjas lo más cómodamente posible.

8. Usa papel reciclado. Desde el papel higiénico y las servilletas hasta los envoltorios y envases de los productos envasados. El menor consumo de papel convencional nos ayuda a proteger los bosques de la deforestación, se ahorra energía y agua en la industria papelera y se evita la contaminación que produce el cloro que blanquea el papel.

Espigas
Lentejas

9. Ricos productos de temporada. No sólo están más ricos, porque conservan todo el sabor y propiedades nutritivas naturales, sino que además son más baratos y contribuyen a respetar el Medio Ambiente. ¿Por qué? Mantienen el ciclo natural agrícola (las cosechas de temporada en los vegetales y la reproducción natural en ganado y pescado), contribuyen a sostener a las microeconomías agrarias locales y no agotan el suelo como sucede con los monocultivos intensivos.

10. Opta por el comercio justo. El sello Fairtrade identifica los productos que proceden del comercio justo. El abanico de artículos es cada vez más amplio y económico, y no sólo en alimentación (chocolate, café, galletas, té, mermeladas, arroz...), sino también en ropa, juguetes, decoración, cosméticos... Gracias a este sistema equilibrado de intercambio comercial, los países del Sur pueden competir en nuestros agresivos mercados, contribuyendo al sostenimiento de las economías locales que, por sí solas, jamás podrían llegar a nuestras tiendas. El comercio justo favorece la abolición de la explotación infantil y garantiza sueldos justos.

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