Desde Dombate a la playa de los Cristales: cuarta etapa del "Camiño dos faros"

Un 8 de septiembre retomamos nuestra ruta por el “Camiño dos faros”



La iniciamos visitando un lugar muy especial, el centro de recepción e interpretación del Dolmen de Dombate, el que está considerado como la “catedral del megalitismo” en Galicia. Un monumento funerario datado entre el 3000 y el 2500 a.c.

Ahora sí, empezamos a caminar por la pista que sale de Dombate y cruzando la aldea de Fontefría comenzamos a ascender el Monte Castelo de Lourido.

Aunque la subida no es demasiado larga los últimos metros son un poco exigentes, pero merecen la pena ya que una vez en la cima la vista panorámica que se ofrece es una de las más hermosas de Costa da Morte. Desde el vértice geodésico a nuestra derecha podemos contemplar toda la senda del Anllóns e incluso la villa de Corme, camino ya andado. Y a nuestra izquierda la villa de Laxe, nuestro destino de esta etapa.

Y en medio de tanta belleza… la naturaleza nos sigue haciendo regalos.

Papilio machaon

Empezamos el descenso adentrándonos por los bosques de Taboido, el sendero se complica un poco porque hay que estar muy pendiente de las “señales” para no errar el camino. Aún así tenemos la sensación de haber dado unas cuantas vueltas de más.

Y por fin, mientras continuamos bajando, avistamos nuestro objetivo a lo lejos… Laxe. Una breve parada para comer nuestros bocatas en el entorno del campo de fútbol y rellenar nuestras botellas en la fuente, antes de continuar el camino por la playa hasta el centro del pueblo.

Tras recorrer los casi 1400 metros de la preciosa Playa de Laxe, llegamos a la altura de la iglesia de Santa María da Atalaia, frente al puerto.

Fue construida en el siglo XIII aunque se remodeló totalmente en el XV. De estilo gótico, está situada sobre un promontorio por lo que sirvió como atalaya de vigilancia de la bahía, incluso los muretes que la rodean dispusieron en su día de cañones defensivos.

En su fachada sur encontramos unas tallas interesantes del S. XV, y en el interior del templo, de una sola nave, un retablo pétreo románico de transición, que fue descubierto en 1950 al realizarse una restauración tras un incendio que destruyó el retablo de madera que lo ocultaba.

Como hemos llegado temprano a Laxe, aunque pernoctaremos aquí, tras visitar la iglesia y tomarnos después un café en una terracita, decidimos continuar caminando un poco más hasta el faro situado a unos dos kilómetros del puerto. Tras dejar atrás las últimas casas iniciamos la Ruta do Monte da Insua que nos llevará costeando hasta el faro.

Sin duda el lugar invita a detenerse un instante y disfrutar del precioso azul.



Y por fin aparece ante nosotras El Faro de Laxe. Construido en 1920, aunque la instalación luminosa actual es de 1995. Su soporte cilíndrico recubierto de azulejos blancos mide 11 metros y tiene un alcance de 20 millas náuticas.

Muy cerca del faro una preciosa y conmovedora escultura, titulada “A espera”, obra de la artista Iria Rodriguez, representa una joven madre que mira hacia el mar, buscando un barco que no llegará, mientras sostiene en sus brazos un bebé dormido.

Desde aquí nos acercamos a la curiosa Playa de los Cristales antes de regresar al pueblo. La playa debe su nombre a la enorme cantidad de pequeños cristales erosionados por el mar, y a la poco cívica acción humana. Un vertedero cercano donde abundaban las botellas de cristal propició que la playa fuese adquiriendo ese aspecto. El vertedero fue al parecer clausurado en 2005 y se hicieron obras de acondicionamiento retirando buena parte de los cristales pero no todos, conservándose así la apariencia actual de esta cala.

Cae la tarde, y de regreso al puerto una algarabía de trinos sumada al rumor de un mar en calma nos recibe.

Atardecer en Laxe from Toñi Caseiro (Marieta) on Vimeo.

Las aves, siempre las aves y el mar encargándose de poner la banda sonora a nuestra ruta

Un día estupendo de principio a fin que terminamos con una buena cena y un merecido descanso en el Hostal Bahía. Absolutamente recomendable, excelente relación calidad/precio, habitación impecable, desayuno espectacular y un trato excelente por parte del servicio. Mención especial merece Manolo, el dueño, realmente todo un personaje que hace honor a su propio refrán: si la “Costa da Morte” quieres conocer, pregunta por Manolo, verás lo que hay que ver.

Etapa anterior

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Etiquetas: Sendereando

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