No son unas fechas que a mí me resulten especialmente tentadoras, aunque soy muy de tomarme las cosas con ilusión, pero reconozco que toda la ilusión del año concentrada en veinte días me satura. Pero si algo me gusta en estas fechas es frenar un poquito la marcha, mirar atrás, hacer valoración de lo bueno y lo malo y encarar el nuevo año con energías renovadas.
Reconozco que últimamente, digamos los últimos tres meses, he estado más con la cabeza puesta en el ámbito profesional que en el blog. Yo misma me doy cuenta, no creáis, pero si os consuela, ya queda menos, y pronto volveré a estar aquí muy centrada, y si los astros se alinean a mi favor, con una nueva perspectiva laboral para encarar el 2016 con muchas ganas.
Este blog, sin embargo, sigue siendo tan importante como lo fue en el 2015 a estas alturas, aunque quizás por diferentes motivos. En las navidades pasadas, me ayudó a recuperar la ilusión, las mariposas en el estómago, las ganas de trabajar y de ver crecer algo tan mío... Este año, me aporta el orgullo de ver cómo va creciendo, cómo voy mejorando, lo mucho que estoy aprendiendo...
Vuelvo a valorar a todas aquellas buenas personas que me ha aportado este mundillo 2.0, algunas de ellas tan cercanas a mi corazón, personas a las que no hace falta que nombre porque ya saben quienes soy, porque constantemente les digo que las quiero... Eso, señores, es lo mejor de esta vida virtual, la oportunidad de conocer a gente que merece mucho la pena, y que, pase lo que pase, ya tienen un lugar en mi corazón.
Me tomo unas pequeñas vacaciones hasta después de los Reyes, no para descansar, porque seguiré estudiando a tope para las siguientes pruebas que me quedan por superar. Seguiré cocinando y preparando cositas para empezar el 2016 con mucha energía.
Espero que estéis aquí cuando vuelva el día 7 de enero, porque sin vosotros, este pequeño táper, nunca sería el mismo. Os quiero. Feliz Navidad.
¡Nos vemos en el 2016!