Las grasas, en general, están muy estigmatizadas y esto se debe al desconocimiento de las mismas. Pero no hay un solo tipo de grasa ni todas las grasas son malas. Es más, hay algunas que nuestro cuerpo necesita, como cualquier nutriente o vitamina más.
La margarina, al ser un producto que muchos consideran sinónimo de ‘grasa', sigue viéndose como algo perjudicial para la salud, producto de la locura general que hace unas décadas hizo que se prohibieran ciertos alimentos que se suponía elevaban el colesterol ‘malo', como el aceite de oliva, las sardinas o los huevos (y que luego se ha demostrado que es al revés, que son muy necesarios).
Ante este panorama, Unilever, una compañía vinculada directamente a la margarina, está librando en los últimos años toda una batalla para intentar explicar a la población que la margarina que actualmente se consume ha mejorado nutricionalmente, colocándose en la pirámide alimenticia a la altura del aceite de oliva y con menos de 1% dgrasas trans, las verdaderas malas. Una cantidad mínima.
El último movimiento de Unilever en esta ‘guerra' ha sido sacar al mercado el libro ‘La margarina en la gastronomía del siglo XXI'. Para que el convencimiento sea mayor, se han rodeado para realizarlo, de los expertos de la Cátedra Ferrán Adriá de Cultura Gastronómica y Ciencias de la Alimentación y de la Fundación Española de Nutrición. Además de explicarte bastante claro (esto se agradece) lo qué es la margarina y su historia, se explican una serie de recetas de autor y recetas de toda la vida hechas con toques de margarina.
Los libros de recetas están muy bien, y más si son como éste, que tiene muy buenas fotos. Pero si éstas se prueban, mucho mejor. Sin duda, te convencen más. Lo digo porque he tenido la oportunidad de probar algunas de ellas, además, elaboradas de la mano de Paco Roncero, uno de los mejores chef del panorama español, y en un marco excepcional: el Casino de Madrid.
A mí, además de aclararme un poco esto de la margarina, parece que me convencieron sobre sus virtudes con esta presentación, y no sólo porque me ganaron por el estómago.
¡Ah! Os pongo unas fotos, para daros un poco de envidia.