Y después de una tormenta de ideas conmigo misma.... surgió el pentagrama: cinco líneas en blanco que me permitirían hacer algo molón!
Y así, apareció en mi "fábrica" un nuevo papel precioso de scrapbooking, un sello superchuli de rodillo, y un folio en blanco para dibujar una partitura. ¡Qué recuerdos por cierto! Dibujando redondas y corcheas puntito a puntito.
La cara de los destinatarios fue curiosa, y la gymkana estaba encima de la mesa: una melodía para decir con música un secreto a voces. ¿Qué será?