No terminó el pasado mes de Noviembre, y ya bien a través de la publicidad, los medios de comunicación y el ?espíritu? consumista nos hacen llegar las fiestas navideñas; nos repiten, en muchas ocasiones hasta la saciedad, mensajes de paz, de amor y nos recuerdan que tenemos la obligación en éstos días del año de ser felices, solidarios, alegres, entrañables y familiares, pero sobre todo ?consumistas??? si no se participa en éstos eventos, nos pueden tachar de raros.
La celebración de la Navidad, en gran medida es sinónimo de consumo: alimentos especiales para comidas y cenas ?especiales?, bebidas, adornos navideños, ropas, regalos, fiestas?.y ?necesidades? quizás no ?necesarias?, valga la redundancia, que se concentran en unas pocas semanas de éste mes de Diciembre?.como si el resto del año no existiese?
Unos días de vísperas de Navidad, que yo deseo muy felices para todos los cristianos y para aquellos incluso que no creen en el Misterio que se celebra en éstos días que se acercan, semanas que se llenan de contenido religioso para muchos y para otros días de vacaciones, pero que en definitiva para casi todos son fiestas de consumismo y derroche.
En los tiempos que corren, desgraciadamente a nuestra sociedad le ha tocado vivir momentos de pesimismo, de desempleo, de endeudamiento, de desahucios, donde el empeoramiento de la situación económica está a la orden del día; sin olvidar ni dejar atrás el ?hambre?, las guerras, los sufrimientos y penurias que se sufren en el resto del mundo?.
Independientemente de que no comprendo, a título personal, por qué hay que comer o beber de forma especial, platos especiales, en días concretos?que en ocasiones son realizadas por seguir tradiciones generalizadas, inclusive forzadas y nada sinceras. ¿Por qué así está establecido, porque lo hace todo el mundo?.?
El amor, el cariño, la paz, la familia, la felicidad?.incluso la gastronomía, dentro del ?presupuesto? de cada persona, tiene que ser especial todos los días del año?.y no en fechas concretas porque así lo tenga impuesto la sociedad que nos rodea.
?Mi cocina? procura que con cualquier ingrediente, cualquier receta, cada plato, hasta el más sencillo debe y puede encajar bien en cualquier menú navideño, porque todos los días, cada día?.debe ser especial en nuestras vidas.
Esta receta es una de las que suelo preparar habitualmente en mi cocina real, generalmente con solomillo de cerdo o pechuga de pollo, incluso salchichas..sin pasar la salsa?.pero hoy le he dado un ?toque? especial, un sabor árabe con el que los malagueños no sentimos en cierta medida identificados, conseguido con la especia Ras El Hanout y el frescor del cilantro que tanto usan en el norte de Africa?.
¿Una receta para las fiestas? Sí, una receta para todos los dias, para cualquier día, de los 365 días del año.....
¿Cómo lo preparo? :
En una cacerola plana echar un buen chorreón de aceite de oliva virgen (a ser posible de Periana, malagueño), echar una cebolla cortada en trozos pequeños y tres dientes de ajos laminados, justo encima poner los filetes de pollo y freir a fuego lento hasta que todos los ingredientes estén doraditos (con cuidado de que no se queme).
Agregar un vaso de vino moscatel (el que prefieran pero que sea malagueño) y un vaso de caldo de caldo del puchero, vean mi receta, pero les garantizo que con agua sola tambien salen exquisitos).
Llevar a ebullición y dejar reducir.
Sacar los filetes y pasar la salsa por la minipimer.
Volver a poner los filetes, junto con la salsa en la cacerola,probar de sal, añadir un generoso puñado de pasas malagueñas, dos o tres hojitas de laurel, cinco o seis granos de pimienta negra, una cucharada sopera de Ras El Hanout (ésta especias, la suelo comprar en Torremolinos, en una carnicería árabe, pero lo pueden encontrar en cualquier supermercado), mezclar bien todo el conjunto y dejar hervir. Unos minutos antes de apartar del fuego echar los piñones.
Espolvorear con cilantro fresco.
Aconsejo acompañar con Fuente: este post proviene de Blog de Mi Cocina Carmen Rosa, donde puedes consultar el contenido original.