¡Aquí está de nuevo!
Esta receta es tradicional en mi familia paterna. Cuando llega la época al final del otoño, comienza a elaborarse pues requiere su tiempo; así, se van almacenando las provisiones para las próximas fiestas navideñas.
Quiero dedicársela a mi tía Rosario, hermana de mi padre, Amador. Ella fue la encargada de transmitirla a nuestra generación. Lo hemos disfrutado siempre, con moderación, en muchas sobremesas acompañado de
ricos roscos o cuajados
típicos de Doña Mencía.
Luego, al despedirnos, nos volvíamos a casa cada familia con su botella.
¡Mi tía preparaba hasta para repartir!
Lo que ahora me pasa a mí...la tradición es la tradición y eso no se cambia.
Es estrictamente para adultos. Los aprendices de cocina, menores de edad, deben abstenerse de hacerla...o probarla.
Las proporciones son aproximadas, en el gusto está la medida.
Ingredientes
1 L de anís seco “La cordobesa” o cualquier otro anís que sea seco
¼ de café natural triturado
1/2 kg de azúcar
1/2 litro de agua
2 palos de canela
Preparación
Pon a tostar el azúcar en una sartén hasta que se haga caramelo. Añade el agua, con cuidado, y los palos de canela. Hierve durante unos minutos. Deja templar.
En un recipiente une el anís, el café y el almíbar ya frío. Deja macerar y reposar durante un día.
Una vez transcurrido el tiempo, con un cazo de servir vas cogiendo cazadas sin remover el fondo y vas colando en otro recipiente hasta llegar al café. Puedes utilizar filtros de café para un buen filtrado.
Rectifica de azúcar o anís, si lo ves conveniente, hasta lograr tu gusto.
Ya puedes ponerlo en botellas y disfrutarlo muy frío.
Nota: no he probado a hacerlo con café descafeinado pero creo que no estaría nada mal, quizás habría que añadir más café...descafeinado.
¡Feliz sobremesa!