Pues será en otra casa porque en la mía estamos hoy de celebración y las cosas buenas se comparten.
¿Nos queda algo por celebrar? ¡Claro que sí! Hoy Lara cumple ¡6 años!
Y volvemos a vestir el blog de rosa, sacamos los corazones y versionamos la tarta de galletas y natillas que tantos cumpleaños de nuestras infancias protagonizó.
Cuando preparamos esta tarta Lara aún comía Nocilla. Bien es cierto que por esa misma época empezó a decir que le picaba la garganta con algunos alimentos.
A día de hoy la Nocilla no la prueba, ni en general ninguna crema de chocolate porque todas tienen avellanas.
Me sorprende la capacidad de adaptación que tiene.
Siendo muy pequeña ha tenido que renunciar a algo que le gustaba mucho. Y en lugar de lloriquear cuando ve un bote (que en realidad en casa no consumimos estas cremas untadas en pan ni en bollos ni en galletas, su uso es casi exclusivo en repostería) ella tiene asumido que no puede comerla y no le da mayor importancia.
En realidad son muchas las cosas que no puede comer, sobre todo bombones y figuras de chocolate con el interior relleno. Ese relleno es cremoso porque tiene frutos secos, y por lo general tiene avellanas.
A veces quiere arriesgarse, da un bocado y si nota (o imagina) algún picor en la garganta rápidamente lo deja.
La dejo porque no es una alergia, al menos de momento que nunca sabemos cómo puede evolucionar, que la ahogue o la hinche. Se limita a picor en la garganta y en el peor de los casos una leve pero persistente tos que desaparece a base de beber agua o in extremis de tomar antihistamínico.
A pesar del etiquetado de los alimentos y la obligación de incluir alérgenos no siempre las etiquetas son claras y en el cajón de sastre de "trazas de frutos secos" cabe todo y a veces no hay nada, más que una empresa precavida.
Los niños dan lecciones increíbles.
He visto adultos en pie de guerra contra todos y contra todo cuando se han enfrentado a restricciones con algunos alimentos.
A mí las clases de educación maternal me daban mucha risa. Un montón de embarazadas penando porque no podían comer jamón (total, nueve meses, tampoco es una vida) o reconociendo que de vez en cuando se tomaban una copa porque no podían pasar sin echar un cacharro cuando salían.
Esto último sí que me parecía de traca, pero al fin y al cabo para ellas y sus hijos hacían.
Y luego llega una niña a la que le quitan, probablemente para el resto de su vida, algo que le gusta mucho y lo asume y se lo toma con más responsabilidad que la mayoría de los adultos.
Supongo que en esta vida hay que saber elegir qué batallas luchar. Y Lara da una lección increíble.
La tarta de galletas suele gustar a todo el mundo.
En cada casa tienen su receta y no hay dos tartas iguales.
Es de esos postres abiertos a variaciones y a improvisaciones.
Y por supuesto es una fuente inagotable para dar salida a cosas que tenemos en el armario.
No es la primera vez que uso estas galletas de Lidl en mis postres.
Soy muy fan de ellas y casi cada Navidad me hago con al menos un par de paquetes.
Están riquísimas solas y en repostería dan mucho juego porque son muy bonitas y aportan mucho sabor, al menos a aquellos a los que nos gusta su toque especiado y acaramelado.
¿Que no tenéis? Pues se tira de cualquier galleta rectangular que harán el apaño igual y cada una aporta su toque a la receta.
De la Nocilla no soy muy fan, pero en Amazon compré un kilo de Nocilla blanca y por muy buena aceptación que tuvo en casa aquello no bajaba a tanto ritmo como cabía esperar y yo tenía ganas de darle un buen empujón.
Si os soy sincera nunca entendí el gusto que tanta gente tiene por la parte blanca de la Nocilla en aquellos tarros de dos sabores que se vendían cuando yo era pequeña.
A mí no me parecía que estuviera más buena que la parte negra. Supongo que aún siendo una enana tenía ya cierta predilección por el "chocolate, chocolate" que fue derivando en el gusto por el chocolate negro.
Para mí era mucho más empalagosa que la Nocilla negra así que hubiera sido la compañera ideal para compartir uno de aquellos botes ya que no hubiera atacado la parte blanca.
Esta receta fue todo improvisación.
La crema del relleno fue pura inventiva, pero llevando queso ¿qué podía ir mal?
Si sólo podía hacerla más cremosa.
Lo único que hay que tener es un poco de cuidado para que no se queme al fuego, pero tampoco vamos a perder más que diez o quince minutos de nuestro tiempo al pie del fogón.
Esta tarta es de esas recetas facilonas que se preparar casi sin darnos cuenta.
¿Que hay que sacar muchas cosas de los armarios? Sí
¿Que se prepara rápido una vez lo tienes todo dispuesto? También
Y eso es un plus.
Además del añadido de que no tiene complicación ya que es preparar una crema, mojar unas galletas en leche y hacer capas.
La decoración va al gusto de cada cual.
Yo puse unas figuritas de azúcar que tenía rodando y que quería terminar.
No soy nada fan de esas decoraciones y no sé muy bien cómo acaban llegando a mis armarios.
La mayoría son de sorteos que me han tocado en redes sociales.
El resto son flechazos de mi marido cuando hace la compra que muchas veces llena el carro con cosas que son baratas pero que él no va a gastar y me toca a mí darles salida.
La decoración fue cosa de Lara.
Ni qué decir tiene que desde el bote a la tarta había corazones que hacían escala en su boca y se perdían por el camino ¡Cosas de niños!
Si os animáis a hacerla la decoráis a vuestro gusto, tirando de lo que tengáis en casa o la dejáis sin nada que va a estar igual de rica y de bonita.
Esta tarta necesita ser preparada con antelación. El reposado de un día para otro en la nevera le da el toque de gracia.
¿Que la tienes que preparar por la mañana y la consumes por la tarde? pues también estará rica ¡faltaría más! pero a buen seguro no es una tarta que haces y puedes comer porque no está asentada y la crema necesita de tiempo y frío para coger cuerpo.
Para mi gusto está más rica cuantos más días pasan.
Gana en sabor y textura.
Y aunque es contundente y sacia tampoco es excesivamente dulce ni empalagosa y ya sabéis que mi umbral de dulce es más bien bajo tirando a excaso.
El queso equilibra el dulzor de la Nocilla y yo no he añadido ningún endulzante a la crema.
Os aconsejo que la probéis y si sois golosos que pongáis azúcar o algún endulzante hasta dejarla a vuestro gusto.
Si os animáis estoy segura de que os va a gustar y por supuesto me encantará leeros.
¿Alguien se anima con un trozo para festejar los 6 febreros de la niña más famosa de la blogosfera?
Ingredientes:
* Galletas rectangulares. Yo he utilizado las galletas especiadas de Lidl que ponen a la venta en Navidad pero servirán las que tengáis en casa o encontréis en el supermercado.
* 300 gramos de queso cremoso tipo Philadelphia
* 500 ml de leche
* 200 gramos de Nocilla blanca
* 15 gramos de harina de maíz
* 150 ml de leche para mojar las galletas
* Nocilla blanca para la superficie
* Sprinkles de colores para decorar (opcional)
Elaboración:
1. Reservamos unos 100 ml de los 500 ml de leche. Ponemos el resto en una cazuela junto con el queso, removemos bien y llevamos al fuego hasta que esté a punto de romper a hervir.
2. Mientras deshacemos en la leche reservada la harina de maíz.
3. Cuando el contenido de la cazuela esté a punto de romper a hervir retiramos del fuego, añadimos la nocilla blanca y mezclamos bien.
4. A continuación añadimos poco a poco la leche con la harina de maíz disuelta mientras vamos removiendo.
5. Una vez integrada volvemos a poner al fuego y vamos removiendo con frecuencia para evitar que se queme hasta que comience a espesar. En ese momento retiramos del fuego.
6. Una vez hecha la crema hacemos una capa de galletas mojadas en leche por ambas caras en la base de nuestro molde.
Una vez puesta la primera capa de base ponemos las galletas alrededor del molde (que podemos no poner)
7. Vertemos una parte de la crema sobre la base de galletas, lo justo para cubrir. Esparcimos bien con ayuda de una espátula y vamos poniendo capas de galletas mojadas en leche y de crema hasta terminar con la crema y cubrir con una nueva capa de galletas.
8. Por último cubrimos la capa de galletas de la superficie con nocilla blanca (la mía es fluída y no es necesario calentarla, pero van muy bien unos golpes de calor en el microondas para que sea fácil extenderla) y decoramos con figuritas de azúcar de colores.
9. Tapamos con film transparente y dejamos reposar en el frigorífico varias horas. Mejor de un día para otro.
Una receta facilísima que va para el reto 1+/-100, desperdicio cero de Marisa en el que no participo desde el año pasado más que nada por falta de tiempo para insertar el logo ¡con eso os lo digo todo! Cada vez dispongo de menos ratos libres
Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios. Espero que todos sigáis bien ¡nos leemos el jueves próximo!
Manos a la masa y ¡bon appétit!