No recuerdo un mes de junio tan intenso. De hecho el año pasado en el colegio de Lara tuvieron que suspender la fiesta del agua porque las temperaturas no remontaban de los 20-22 grados y así no iban a mojar a los alumnos que son todos de 3 a 6 años.
Recuerdo a mi hija súper enfadada porque por las mañanas salía con una rebeca y no podía ir con vestidos de verano porque se quedaban helada.
Este año lo vamos a pagar todo junto.
Para combatir estas temperaturas tan brutales os traigo un postre fresquito.
Encender el horno sería casi un suicidio y yo llevo varios años que cuando paso mucho calor acabo con la garganta hecha pedazos y me quedo sin voz.
Este verano ya me ha pasado y aunque voy por la tercera semana desde mi afonía sigo sin acabar de recuperarme.
Y es un rollo porque en el trabajo tengo que hablar y en casa no paro de regañar y cuesta salir de este círculo vicioso.
Si conocéis algún remedio para acelerar la recuperación (que no sea estar en silencio porque es prácticamente imposible) os agradeceré de corazón que me lo contéis en los comentarios.
La receta que os traigo hoy es de puro aprovechamiento.
Os he contado muchas veces que estoy suscrita a una caja mensual de productos y no siempre me gusta todo lo que viene ni le doy salida fácil.
Mi relación con las bebidas vegetales ha pasado por todo los ciclos posibles. Desde épocas de mucho amor en las que sólo consumo bebidas vegetales y paso de la leche de vaca a épocas en las que sin causa reconocida dejo de comprarlas y pasan al cajón de mi olvido como si nunca jamás hubieran existido ni pasado por mi cocina.
Desde que nacieron las niñas estoy precisamente en una época en las que no las compro y cuando recibo alguna se queda rodando en los armarios de la cocina.
También tenía unos sobres de preparado para capuccino que compró mi marido pensando en a saber qué porque a mí me gusta el café solo, sin leche, sin azúcar, endulzantes ni nada de nada. Y él tampoco se hace preparados de esos.
Así que en un arrebato de ganas de quitar cosas de la cocina surgió este flan que se prepara en un abrir y cerrar de ojos y que está súper tierno y muy rico.
Si no sois muy amantes del café igual os gusta porque el sabor no es muy potente.
Si no os gusta lo podéis cambiar por chocolate o cacao en polvo y tan ricamente.
Y por supuesto la bebida vegetal se puede sustituir por leche si es lo que tenéis en casa.
Los sobres de cuajada es lo que tenía en casa pero igualmente podéis utilizar de preparado para flan.
A ver, no es un flan al uso, con sus huevos y su horneado al baño María.
Pero está rico y no nos complica especialmente la vida. Y se hace sin horno.
Incluso si tenéis robot de cocina lo podéis hacer en él y ya sí que es cierto que se prepara sin ningún esfuerzo.
Y si tiráis de algún molde bonito tendréis un postre de lo más resultón y que todos agradecerán para paliar este calorcito que nos acompaña.
¿Alguien se anima con un pedacito?
Ingredientes:
* 1 litro de bebida vegetal de soja (avena, almendra, arroz, nuez...)
* 150 ml de café
* 3 sobres de preparado para capuchino
* 2 sobres de preparado para cuajada
* 1 chorro de caramelo líquido
* Caramelo líquido para el molde
Elaboración:
1. Ponemos la bebida vegetal en un cazo reservando unos 250-300 ml que dejamos en un vaso junto con el café y el contenido de los sobres de preparado para capuchino.
2. Ponemos al fuego y vamos removiendo de vez en cuando.
3. En la bebida que hemos reservado disolvemos los sobres de preparado para cuajada.
4. Cuando el contenido del cazo esté a punto de romper a hervir añadimos la bebida con la cuajada disuelta y un chorrito (al gusto) de caramelo líquido.
5. Removemos bien y dejamos al fuego, moviendo de vez en cuando, hasta que rompa a hervir. Pasados dos o tres minutos retiramos del fuego.
6. Ponemos caramelo líquido según nuestro gusto en el molde que vayamos a usar y con cuidado vertemos el contenido del cazo.
7. Dejamos enfriar por completo sobre la encimera, tapamos con film transparente cuando esté frío y guardamos en la nevera hasta que cuaje por completo. Mejor de un día para otro.
La receta no puede ser más fácil y os aseguro que está buenísimo.
Espero que os animéis con este flan porque queda muy resultón y me parece ideal como postre de verano.
La receta va para el reto 1+/-100, desperdicio cero en el que siempre os invito a participar o como mínimo a visitar porque te vas cargadita de buenas ideas.
Me vais a perdonar lo breve de la entrada pero con la recta final de las declaraciones de renta y los impuestos trimestrales a las puertas, el fin de curso, las matrículas en los centros nuevos y un marido que sigue y seguirá averiado no logro llegar a todo lo que quiero.
Gracias por seguir visitando mi cocina. ¡Nos leemos el próximo jueves!
Manos a la masa y ¡bon appétit!