El día de la noche más larga del año, la noche mágica, había que eliminar lo malo del año anterior y purificarnos para ser mejores. Los vecinos se reunían al caer la tarde, después empezarían a acortarse los días, los niños habíamos acabado de terminar el colegio, algunos andaban castigados por las notas (menos esa noche), comenzado las sufridas vacaciones para los padres. Aún el aire del final de la primavera refrescaba las noches y todos estábamos colaborando para hacer la Hoguera de San Juan.
Para hacer a Juanito nos desprendíamos de cosas viejas y rotas, aunque algún que otro niño tomaba por cuenta algún par de zapatos de su padre para quemar en la hoguera, mientras su madre lo perseguía por la salvación de aquéllos, demasiado inocentes eramos en aquéllos entonces... pero es que algunos queríamos poner a Juanito lo mejor que teníamos en casa.
Sobre las siete y media o las ocho de la tarde o cuando refrescaba, se comenzaba a montar a Juanito, y precisamente mi vecino Juan, un señor malhumorado, enemigo de los niños y seriote, era el encargado. A pesar de ello, todos ayudábamos a Juan a montar a Juanito y recopilar lo que iba necesitando: botones de los abrigos invernales para los ojos, siempre tenía grandes ojos, los trapos para rellenar, ardía mejor con paja, las pelucas y sombreros de año nuevo (porque nosotros nos disfrazamos para esa celebración) las botas viejas y rotas de algún padre, la camisa estilo leñador que estaba hecha jirones de tanto lavar y usar, los pantalones viejos de algún abuelete y si había suerte llevaba hasta guantes, porque si no, eran de esos azules de plástico que siempre se usaron para lavar los platos y la verdad, bonito, bonito no quedaba.
La esposa de Juan iba cosiendo todo el andamiaje del muñeco para que nada saliera por los filos de la camisa y los pantalones y nosotros correteábamos alrededor molestando y jugando a las bolas en los recovecos que formaba el alquitrán desgastado en los bordes de las aceras, pero Juan ese día no nos regañaba, ni ponía cara de mal humor, por un día era solidario con los niños del barrio y nos mostraba lo maravillosa persona que era, puede que porque todos íbamos a celebrar su día.
Acto seguido, corríamos a casa a cenar, no eran cenas especiales, más bien rápidas para poder ir apresurados otra vez a jugar y porque en breve se quemaría a Juanito, esa noche nos acostaríamos tarde y podíamos jugar hasta más allá de la medianoche, eran las mejores noches del verano.
Quemábamos a Juanito a las 12 de la noche en una tremenda hoguera, quizás no fuera tan grande, pero para los ojos de una niña eran gigantes. La seguridad que existía era la que objetivamente consideraban nuestros padres, aunque las llamas alcanzarán 3 o 4 metros. Todo el barrio celebraba la Noche de San Juan.
Con el tiempo, todo fue cambiando yo me fuí a Málaga a vivir, empecé la universidad y celebraba el día de San Juan en la Malagueta. Juan falleció y nadie se hizo cargo de la noche de San Juan, nadie tomó su lugar y poco a poco, los nuevos niños y niñas del barrio han ido olvidando que hay una noche al año en que se quema a Juanito, en que puedes trasnochar, que te pasas medio día preguntando a tu madre si tiene algo viejo que tirar y, sobre todo, que tiras a las llamas lo que no quieres recordar.
!!! Feliz noche de San Juan !!!
Para 4 personas
Dificultad media
1 hora
TOSTA DE SARDINA CONFITADA CON PIMIENTOS ASADOS AL ESTILO MALAGUEÑO
Ingredientes:
Para los Craker (tenéis la receta pinchando el enlace)
Para las Sardinas:
- 650 gr de Sardinas que no sean sardinitas pequeñas
- Aceite de oliva para confitar
- Ajos
- Perejil
- Sal
Para la Ensalada de Pimientos:
- 2 pimientos rojos
- 2 pimientos verdes
- 150-200 gr de tomate Huevo de Toro (Valle del Guadalhorce)
- 1 cebolla dulce de Los Llanos (Valle del Gualdahorce)
- Aceite de Oliva Virgen Extra
- Vinagre
- Sal
Para decorar:
- Almendra granillo frita
Elaboración:
1. Para los Crakers, seguimos el procedimiento del enlace. Son fáciles y no te llevarán mucho tiempo. Los puedes cortar en la medida que desees, siempre que quepan los lomos de sardina.
2. Limpiamos la sardina, quitamos la cabeza, quitamos las vísceras y las cortamos en dos lomos, desechancho la espina central.
3. Lavamos y reservamos, mejor en hielo y agua que se vayan desangrando.
4. Lavamos los tomates, los secamos, ponemos en la bandeja del horno con aceite y sal y hacemos a 150-180ºC, durante 20-25 minutos. Dejamos enfriar y reservamos el jugo.
5. Una vez fríos quitamos la piel a los pimientos, los cortamos en tiras y reservamos.
6. Pelamos el tomate, lo trituramos y ponemos a cocer en una sartén, no ponemos ni sal ni aceite y dejamos que se evapore el jugo sin dejar de mover. Dejamos enfriar.
7. Picamos una cebolla dulce en juliana muy fina o en daditos, como más te guste.
8. Unir las tiras de pimiento con la cocción de tomate y la cebolla, aderezamos con sal, vinagre y aceite de oliva virgen extra. Dejamos enfriar un poco en la nevera. Está más rica de un día para otro.
9. Ponemos a calentar aceite de oliva abundante en un cazo, la temperatura para confitar debe estar entre 60-90ºC, pero al ser la sardina un pescado pequeño yo la pondría a 60-70ºC y unos cuandos minutos, con el lomo hacia arriba, no podemos dejar que desaparezca el plateado del lomo.
10. Cuela el líquido que han soltado los pimientos y pon en un cazo con el agar agar y dejamos hervir.
11. Sobre el fondo de 4 platos pon una lámina muy fina del producto resultante y mete en la nevera para que gelatinice. Separa la lámina de pimientos del plato y deja preparado para montar el plato.
Montaje:
Sobre una lámina de pan de Crackers pon la ensalada de pimientos, encima, los lomos de sardina, uno acaballado encima del otro y siempre con la parte plateada visible, corta la lámina de pimiento en tiras, pon sobre las sardinas, decora con granillo de almendra frito y crujiente.
Fuente: este post proviene de Pintxopinche, donde puedes consultar el contenido original.
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