Desayunar con churros y porras es una tradición muy antigua. Ya se acompañen con chocolate o bien con café con leche, su sabor es especialmente conocido en Madrid, una de las ciudades de España donde más se consumen. Comprarlos en la churrería de la esquina o disfrutar de su reconfortante sabor tras una noche de fiesta es algo común en nuestras vidas. Sin embargo, se desconoce de dónde proviene esta tradición.
Muchas son las teorías que se han lanzado al respecto. Unos dicen que comenzaron a consumirse en Cataluña a principios del siglo XIX, otros creen que fueron los árabes quienes los trajeron a la Península Ibérica. Pero no todos confían en estas hipótesis: algunos apuntan a los pastores como los creadores, derivando su nombre del ganado churro. En cualquier caso, no existe ninguna versión oficial que aclare su origen, ya que no consta ningún tipo de documentación fiable al respecto. Ni siquiera la Asociación Provincial de Empresarios de Churros de Madrid, que ha investigado sobre el tema, ha conseguido arrojar luz a este respecto.
El truco está en la masa
El secreto para hacer bien los churros y las porras está en su masa. Para preparar una masa perfecta hay que mezclar en riguroso orden la harina de trigo, la sal y finalmente, se añade el agua cociendo. Las cantidades vendrán en función de la cantidad que se quiera hacer. Con la masa bien ligada, es el momento en el que pasa a 'la churrera'. Mientras van saliendo, se fríen en abundante aceite muy caliente hasta que estén dorados. Los verdaderos churros se sirven tal cual, pero se pueden espolvorear con azúcar.
Las porras se elaboran de forma distinta. Primero se echa bicarbonato de sodio, que hace las funciones de la levadura, después se incorpora la sal y el agua algo más fría que la usada para los churros y, finalmente, se añade la harina de trigo. Será el bicarbonato el que establezca la diferencia de sabor y textura entre churros y porras. Además, estas últimas son más gruesas y, en vez de freírse una a una, como los churros, se fríen en una gran rosca que se va troceando a la hora de venderse.
¿En la churrería o en casa?
La tradición es comer los churros fuera de casa después de una noche festiva con los amigos o para desayunar con la familia, porque es mucho más limpio y cómodo. Sin embargo, es cada vez más común hacerlos en casa. Su fácil preparación y la posibilidad de comerlos a la hora que se desee son cuestiones que estimulan su consumo en el hogar.A esto se suma el hecho de que cada día resulta más difícil encontrar churrerías a la antigua usanza. Los motivos son varios. Por un lado, en muchos casos hablamos de empresas familiares que no encuentran sucesor, por otro, ser churrero se convierte en una profesión muy dura que requiere trabajar mucho y muy temprano todos los días y, especialmente, los fines de semana.
Son pocas las churrerías que todavía conservan la verdadera esencia de su trabajo. Son cada vez más las que utilizan artilugios mecánicos para hacer más rápida la producción. No obstante, los locales tradicionales que aún quedan suelen estar a rebosar de clientes ávidos de este sencillo pero exquisito manjar.
Sea como sea, comer churros los domingos sigue siendo una costumbre que pasará de generación en generación como la excusa perfecta para reunir a toda la familia o a un grupo de amigos en torno a la misma mesa.
¿Quieres hacer churros en tu casa?
En la actualidad, es muy sencillo poder hacer churros y porras en casa. Además, al tratarse de un alimento compuesto por muy pocos ingredientes seguramente los tengas todos. A continuación, te dejamos dos recetas para que puedas disfrutar de este manjar sin necesidad de salir de tu hogar.Receta tradicional
Y es que a todos nos gusta ese sabor tradicional y único de unos churros recién hechos. Cuuking! nos ha dejado su receta para elaborarlos de una forma muy rápida y sencilla sin necesidad de una 'churrera'.
Ingredientes:
- 180 gr de harina
- 240 gr de agua
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1/2 cucharadita de sal
- Aceite para freír
*El autor de la receta apunta que el volumen del agua y el de la harina es el mismo. Así que, si no tienes para medir puedes utilizar un vaso de agua. Si echas un vaso de agua debes usar la misma cantidad de harina.
Elaboración:
Para empezar, calienta el agua con la mantequilla y la sal. Cuando esté hirviendo, añade toda la harina, apártalo del fuego y remueve muy bien hasta que la masa se haya creado y se despegue con facilidad. Deja reposar la mezcla unos 5 minutos.
Cuando la pasta esté templada la colocamos en una manga pastelera. Es aconsejable utilizar una boquilla más bien gruesa y rizada para evitar que los churros queden demasiado finos.
A continuación, forma los churros. Puedes hacerlo en una superficie plana o directamente sobre la sartén con abundante aceite. Cuando estén crujientes y dorados sácalos del fuego y ponlos a escurrir sobre papel de cocina.
Para servirlos puedes presentarlos tal cual o espolvorear azúcar y canela.
Libres de gluten
Esta opción es perfecta para que las personas con problemas de celiaquía también puedan disfrutar de todo el sabor de unos buenos churros. El Gato Goloso ha querido compartir su espectacular receta con nosotros.
Ingredientes:
- 115 gr de leche
- 230 gr de agua
- 130 gr de harina de maíz pre-cocida
- 10 gr de azúcar
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1/8 de cucharadita de clavo molido (opcional)
- Una pizca de sal
- Aceite para freír
Elaboración:
Mezcla muy bien todos los ingredientes, excepto el aceite, y déjalo reposar unos 5 minutos aproximadamente. Puedes ayudarte de un tenedor para integrarlos todos correctamente. La pasta debe quedar blanda pero no líquida.
A continuación, coloca la masa en una manga pastelera con una boquilla para poder hacer la elaborar de los churros de una forma más sencilla.
Calienta el aceite y, cuando esté listo, haz los churros directamente encima de la sartén. Ten cuidado de no tirarlos porque el aceite puede saltar. Para separarlos de la manga ayúdate con unas tijeras.
Fríe cada uno hasta que consigan un tono dorado-brillante. Para finalizar, déjalos escurrir sobre una hoja de papel absorbente.
Como ves, disfrutar de unos buenos churros no siempre resulta complicado. Ponte manos a la masa y sorprende a tu familia y amigos con este plato tan típico de nuestro país.