El otro día fui a una restaurant de sushi y pedi unos noodles de arroz con una salsa que estaba buenísima, tenía cacahuetes y un toque dulzón que me dejo encantada con la combinación de sabores.
Hoy en casa he querido preparar una salsa parecida y la verdad es que el resultado ha sido maravilloso, tiene un toque dulce por el azúcar panela, un toque ácido por las gotas de zumo de limón, ideal para acompañar el arroz, una pasta o incluso para untar en unas galletas o comer con vegetales crudos.
Yo lo que ha sobrado lo he guardado en un envase de vidrio bien tapado dentro de la nevera, y sigue igualmente buena.
El tamari lo he usado porque es una salsa de soja pura fermentada solo con agua y sal, para su uso se recomienda que sea al final de las cocciones o cocinarla por muy poco tiempo, para que mantengamos sus enzimas vivas y aprovechemos mucho más las propiedades que tiene como un alto contenido en Hierro. Claro esta, que es un producto procesado y no debemos abusar de su consumo. El tamari es ideal para las personas que son intolerantes al gluten ya que no se usa trigo para su fermentación, de igual forma siempre recomiendo leer la etiqueta ya que algunas marcas igualmente usan trigo aunque la receta original no lo lleva.
Vamos a por la receta, que como siempre he intentado que sea rápida, fácil y económica. En este caso he usado de la mantequilla de cacahuete que suelo tener en casa, 100% casera y 100% cacahuetes sin nada más. Pueden ver la receta aquí.
Gracias a todos por estar!