A pesar de su fama, todavía es un gran desconocido y no se le saca todo el partido que se podría, así que, hoy voy a terminar de hacer las presentaciones formales entre tú y él para que ya no te quepan más dudas en la cabeza.
Existen tres tipos de aceite de oliva: el virgen extra, el virgen y el aceite de oliva. Suele venir especificado en la etiqueta de la botella pero, conviene fijarse bien para no confundirse. La calidad del aceite de cualquiera de las tres variedades es independiente de la aceituna con la que se haya fabricado.
¿Piensas que los aceites de oliva tienen todos el mismo sabor? ¡Pues no! Dependiendo de las aceitunas con las que se fabrique, del clima, la altitud y el tipo de suelo, saldrá con unos matices u otros. Y teniendo en cuenta que en España se cultivan más de 260 tipos de las mismas, ¡prepárate a degustar sabores!
La acidez es uno de los parámetros químicos que diferencian a los aceites de oliva. No influye en su sabor pero determina la calidad que posee. Cuanto menor grado de acidez, quiere decir que se han utilizado mejores aceitunas y que las condiciones han sido las idóneas durante todo el proceso.
Y la gran pregunta que seguro ronda tu cabeza, “¿puedo cocinar con los tres tipos de aceite?” La respuesta es… ¡sí! Se pueden utilizar tanto en guisos, como en fritos, pastas, ensaladas, carnes, verduras… Sólo tienes que decidir que variedad prefieres y prepararte para disfrutar de platos exquisitos.
¿Con qué aceite cocinas tú?