El aceite de oliva (también llamado oro líquido) es uno de los aceites más consumidos en España, país que además, es el mayor productor mundial.
A su excelente sabor, inigualable diría yo, debemos añadir una lista variada de propiedades beneficiosas para la salud. Todo esto lo convierte en un ingrediente indispensable en la cocina, pilar además de la dieta mediterránea.
En esencia es una grasa, por lo que su consumo debe ser moderado.
Aporta a nuestro organismo una gran cantidad de ácidos grasos monoinsaturados.
Sus usos en la cocina son muy variado: frituras, condimentos para ensaladas, cómo ingrediente en repostería (te recomiendo por ejemplo este Bizcocho de vainilla con leche de soja y AOVE).
Ensalada de pollo
Ensalada de garbanzos
Ensalada de sandía y aguacate
Obtención del aceite de oliva
Este alimento se obtiene del fruto del olivo (oliva o aceituna) una vez maduro. En ocasiones ha de someterse a un proceso de refinado para hacerlo apto para el consumo. Dependiendo del grado de refinado, varía su composición química y sus características.
Tipos en función de la intensidad del refinado (y nombre usado en su comercialización)
Aceite de…
– Oliva virgen: Es el obtenido directamente de la molienda de las olivas o aceitunas. No se refinar ni se le agregan componentes químicos.
Debido a su gran pureza y a que es un producto natural, es la presentación más cara del aceite de oliva.
Aporta a nuestro organismo gran cantidad de vitamina E.
En función de su acidez (contenido en ácido oleico) podemos encontrar aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva virgen y aceite de oliva lampante.
– Oliva refinado: obtenido al refinar el aceite de oliva virgen.
– Oliva: contiene una mezcla de aceite de oliva virgen y aceite refinado.
– Orujo de oliva crudo: el orujo está formado por los huesos, la pulpa, agua y una cantidad residual (2-3%) de aceite de oliva. De aquí, mediante tratamientos físicos o químicos, se obtiene este tipo de aceite.
– Orujo de oliva refinado: obtenido del refino del anterior.
Controla el colesterol y previene las enfermedades cardiovasculares
En el aceite de oliva virgen encontramos ácidos grasos (principalmente el ácido oleico), capaces de reducir los niveles de colesterol malo (colesterol LDL). Al mismo tiempo, estos ácidos aumentan el nivel de colesterol bueno (colesterol HDL).
Se disminuye la presión arterial y mejora la circulación.
Reduce los problemas vasculares derivados de la diabetes mellitus
Las conclusiones de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Málaga, indican que, consumir a diario hidroxitirosol (un polifenol que contiene el aceite de oliva virgen extra), podría reducir o incluso eliminar este tipo de problemas.
Evita la descalcificación ósea
Ayuda a que los huesos se mineralicen de forma correcta.
Al contribuir al desarrollo de los huesos, es vital que lo incluyamos en la dieta de los niños.
En la edad adulta, ayuda a reducir la pérdida de calcio producida por el envejecimiento, de forma que se minimiza la posibilidad de aparición de osteoporosis.
Ayuda a las digestiones
Durante su digestión se reduce la secreción de ácidos. Como consecuencia nos protege de enfermedades gastrointestinales.
Protege el cerebro
Algunos estudios señalan que el aceite de oliva ralentiza el deterioro cognitivo, protegiendo la memoria y aumentando la capacidad de aprendizaje.
El aceite de oliva es un antiinflamatorio natural, debido a la presencia entre sus componentes del oleocantal. El oleocantal es un compuesto orgánico responsable del sabor ligeramente picante de este aceite.
Esto contribuye a reducir los dolores en músculos y articulaciones.
Efecto anticaida capilar
El aceite de oliva fortalece el pelo, ayudando a mejorar su aspecto. Además, aumenta el crecimiento del cabello, fortaleciendo los folículos pilosos, debido a su excepcional composición nutricional.
Su uso es especialmente importante en cabellos dañados y sin vida.
Nutre la piel
Para aquellas personas que buscan nutrir su piel de forma natural, el aceite de oliva es una gran opción. Además de mejorar la sequedad, ayuda a curar cicatrices, heridas y marcas.
Mantiene la elasticidad natural, y nos ayuda a lucir una piel suave y luminosa.
Gracias a las vitaminas E y K que contiene, y sus ácidos grasos naturales, es perfecto para combatir el envejecimiento prematuro.
Ayuda a combatir el estreñimiento
El aceite de oliva tiene un suave efecto laxante. Por otra parte, mejora la absorción intestinal de los nutrientes.
Tiene un gran poder antioxidante
Debido a su alto contenido en vitamina E y antioxidantes fenólicos, protege frente al estrés oxidativo celular.
Ayuda a perder peso
La utilización en la cocina de aceite de oliva virgen extra, es lo más recomendable en dietas de adelgazamiento, frente al consumo de otro tipo de grasas. Eso sí, recuerda que aunque sea saludable, sigue siendo una grasa, y su cantidad recomendada se sitúa en dos cucharadas soperas por día.
Cómo debemos consumir el aceite de oliva?
Consumir el aceite en crudo es la mejor opción. De este modo no alteraremos sus propiedades nutricionales y obtendremos el máximo beneficio.
Si queremos usar este aceite para freír, procuraremos que se encuentre a temperatura entre 160 y 190ºC. De esta forma reduciremos las alteraciones.
En comparación con otros aceites, como el de girasol, que se ve alterado a la temperatura de 170º, el de oliva es capaz de resistir hasta temperaturas más altas (de aproximadamente 210ºC).
Cómo debemos conservar el aceite de oliva?
La viscosidad del aceite aumenta conforme baja la temperatura, por lo que se recomienda conservar a 20ºC, para que tenga la textura y fluidez óptima en el momento de su consumo en crudo.
A ser posible, lo conservaremos en el envasado original. Lo almacenaremos protegido de la luz solar, siempre en un lugar seco.
De esta forma, sin duda, conservaremos sus características organolépticas.