Las latas de conserva son casi siempre de hojalata. Se trata de una lámina de acero de alta calidad, recubierta por una fina película de estaño que la protege de la oxidación. Existen diferentes tamaños según su peso: pequeña, de 80 gramos, más o menos; mediana, de 220 ó 250 gramos; grande, de 500 gramos. Este tipo de envasado ofrece grandes ventajas:
- Existe una variadísima gama de productos;
- proporcionan la información sobre las fechas de recolección y envasado del producto;
- en el proceso de conservación se eliminan todo tipo de gérmenes nocivos y se mantienen, además, todas las cualidades nutritivas del producto: no se añaden conservantes;
- la mayoría no necesita frío, excepto las semiconservas, como las anchoas, huevas, caviar¿ ¡tenlo en cuenta!;
- y, sobre todo, son cómodas y muy prácticas: se abren fácilmente, existe una suficiente variedad de tamaños, son resistentes y fáciles de transportar.
Sanas y nutritivas
El proceso de conservación aplicado a la comida enlatada no modifica la naturaleza de las proteínas. Las vitaminas A, D, E y K permanecen estables y las hidrosolubles C y B se conservan mejor en las conservas que en los productos frescos. El caroteno también permanece intacto y aporta fibra, indispensable para una correcta digestión.Antes de abrir una lata es recomendable verificar la fecha de consumo preferente. Normalmente, esta fecha tiene en cuenta un buen margen de seguridad, por lo que no suele pasar nada si se consume poco tiempo después de la fecha que se indica; no obstante, es un indicativo muy útil de la frescura del alimento. Además, en las conservas figura también, en el metal, la fecha de caducidad.
Mucho más importante, en cambio, es comprobar que la lata no presente ninguna anomalía, como golpes, deformaciones, etc. En una lata esto se aprecia enseguida: si uno o ambos lados de los fondos están abombados y no retornan a su posición tras presionarlos, no debe consumirse, ya que puede ser indicio de que el contenido ha sufrido alguna alteración.
Consejos de consumo
Al cocinar con conservas, debe tenerse en cuenta que los productos se envasan en su mejor momento de maduración. Por ello, no es aconsejable calentar los alimentos de lata en el microondas y, sobre todo, no se deben llevar nunca a su punto de ebullición, porque perderían todas las propiedades que tanto ha costado conservar. Es preferible utilizar el microondas únicamente para templarlos.Si se quiere calentar el contenido, es mejor empezar por el líquido y después agregar el resto, pero siempre durante poco tiempo. Así pues, si se cocina con otros ingredientes, es mejor añadir la conserva en el último momento. Como ya se ha dicho, en el líquido de las conservas se encuentra una parte importante de las vitaminas: se puede aprovechar para hacer salsas, caldos o arroces. Por ejemplo, si se mezcla el líquido de los espárragos con un poco de aceite, sal y vinagre, y se bate, queda una salsita riquísima.
Es aconsejable aromatizar los productos en conserva, porque así se les da un toque personal, pero no conviene añadir mucha sal. En resumen, hay que tener presente una serie de consejos:
- Elegir un tamaño de lata adecuado, según las raciones que se vayan a preparar. Una vez abierta, el contenido debe comerse lo antes posible.
- La parte que no se consuma de la lata se guarda en la nevera en un recipiente limpio y cubierto.
- Hay que recordar que la conserva abierta ya no es conserva.
- Limpiar la lata si está sucia antes de manipularla.
- Seguir las instrucciones de uso para utilizar o calentar el contenido: así se garantizan el sabor y las cualidades nutritivas del alimento.
- No olvidar aprovechar una parte o todo el líquido de las conservas vegetales, para no desperdiciar las vitaminas hidrosolubles y los minerales.
- Mientras la lata esté cerrada, se puede almacenar tranquilamente en la alacena o en la despensa a temperatura ambiente (20º C).
Los abrelatas
Para acceder al contenido que las latas tan herméticamente guardan, existen varios tipos de abrelatas manuales más o menos eficaces, unos más cómodos que otros, aunque siempre se necesita aplicar cierta fuerza. Por esa razón, el abrelatas eléctrico se ha convertido en un elemento doméstico común en muchos hogares. Sin embargo, hoy en día, los sistemas de apertura fácil -generalmente una anilla de la que se tira- van relegando a los abrelatas al fondo de los cajones de la cocina.Los botes de cristal son a menudo muy pesados de abrir y no es extraño que pasen de unas manos a otras antes de que tanto esfuerzo se vea coronado por el éxito. Aunque existe un artilugio de plástico que ayuda a su apertura, el truco consiste en darles un golpe más bien fuerte en el lateral de la tapa. Con ello se provoca la entrada de un poco de aire en el vacío que se ha creado en el bote para evitar la oxidación.
El País Aguilar
© Cris Lincoln
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