Saber lo que comes a través de la tonalidad de los alimentos puede parecer algo actual, pero lo cierto es que, desde la antigüedad, los colores han sido uno de los elementos más atractivos de la alimentación. Por otra parte, el auge de la cromoterapia y la creciente preocupación por la nutrición humana han impulsado estudios científicos sobre la relación entre colores y alimentación.
La coloración de los alimentos viene dada por toda una serie de pigmentos, los cuales están siendo estudiados por la comunidad científica. Entre los investigadores que han trabajado en este área, destaca el gurú norteamericano James Joseph, fisiólogo del Human Nutrition Research Center de Estado Unidos y con múltiples trabajos como The Colour Code, un libro que se ha convertido en todo un best-seller.
Colores nutritivos
Los colores básicos de esta dieta son el blanco, el verde, el naranja, el amarillo, el rojo y el violeta. La comunidad internacional de nutricionistas ha acogido este código cromático con entusiasmo: es una forma fácil de enseñar a todos los públicos cómo comer de forma sana y variada., independientemente de su edad y de sus conocimientos sobre nutrición.Según los nutricionistas de Unilever, una dieta rica en distintas tonalidades es sinónimo de variedad: cuantos más colores comas, más rica será tu alimentación. ¿Las frutas y verduras son los alimentos que más colores diferentes aportan a una dieta; el número de tonos distintos que uno consume es directamente proporcional a la cantidad de frutas y verduras que se toman¿.
El color blanco
Los alimentos de color blanco son ricos en fitoquímicos, como la alicina, y en potasio. Su consumo nos ayuda a reducir los niveles de colesterol, disminuir la presión arterial y prevenir la diabetes de tipo II. Éste lo podemos encontrar en frutas (chirimoya, melón, pera, plátano) y hortalizas (ajo, cebolla, coliflor, champiñón, endibia, espárragos blancos nabo y puerro).La cocinera Ada Parellada nos recomienda algunas recetas con colores que podemos hacer fácilmente desde casa. En este caso, para el color blanco, destaca los huevos de codorniz con brandada de bacalao, crema de puerros y deshidratado de puerros o pétalos de clavel blanco. La experta nos muestra cómo hacer la primera.
Para elaborar el plato se fríe ajo pelado y guindilla en aceite. Por otro lado, ponemos el bacalao en una cazuela con la piel hacia abajo, cubierto de agua, con una hoja de laurel y unos cuantos granos de pimienta negra, y cocemos. Cuando rompa a hervir, lo retiramos del fuego. Sacamos el bacalao del agua, retiramos la piel y las espinas que le queden y lo ponemos en el vaso de la batidora.
A continuación, calentamos crema de leche y vamos batiendo el bacalao y emulsionando con aceite perfumado y la crema de leche caliente. Luego, ponemos a hervir agua con vinagre y sal en una cazuela. Rompemos los huevos de codorniz y los introducimos en el agua hirviendo durante 30 segundos. Los retiramos con una espumadera y los ponemos sobre papel absorbente. Por último, emplataríamos los huevos y la brandada juntas.
Un tono naranja o amarillo
Los alimentos de color naranja o amarillo son ricos en beta-caroteno (pro-vitamina A), vitamina C, potasio y ácido fólico. Encontramos el color naranja y el amarillo en frutas como el albaricoque, el limón, la mandarina, el mango, el melocotón, la naranja, el níspero, la papaya y la piña, y en hortalizas como la calabaza y la zanahoria.En esta ocasión, Ada Parellada nos enseña a preparar un ravioli de calabaza relleno de requesón y salmón. Empezamos pelando y cortando calabaza a láminas finas y las escaldamos en agua hirviendo durante un minuto. Picamos cebolla tierna y sofreímos, a fuego lento, con un hilo de aceite durante unos cinco minutos. Cortamos salmón a dados minúsculos y lo añadimos a la cazuela de la cebolla sofrita. Salpimentamos y cocemos ligeramente.
Después, añadimos requesón mezclado con nueces picadas y aromatizado con una punta de clavo en polvo. Por último, queda montar el ravioli: superponemos dos rectángulos de calabaza en forma de cruz. En el centro, colocamos una cucharada de salmón con requesón y cerramos bien el paquete.
El rojo, el violeta y el verde
Dentro del grupo de los alimentos rojos contamos con la cereza, la frambuesa, la fresa, la granada, la manzana roja y la sandía en las frutas. En las verduras y hortalizas sobresalen el pimiento rojo, el rábano y el tomate. Los alimentos de color violeta, por otra parte, son ricos en antioxidantes y fitoquímicos. Frutas como el arándano, la ciruela, el higo, el maracuyá, la mora y la uva negra son los mejores ejemplos junto con verduras y hortalizas como la berenjena, la col, la lombarda y la remolacha.Los alimentos verdes son ricos en luteína, potasio, vitaminas C y K y ácido fólico. Algunos ejemplos son frutas como el aguacate, kiwi o la uva verde. En las verduras y hortalizas es el color predominante, destacando la acelga, la alcachofa, el brécol, los guisantes, el calabacín, la col, el espárrago verde, la espinaca, la judía verde, la lechuga y el pepino.
El color de la dieta española es el verde. El 20,56% de nuestras comidas tienen este color, según se desprende de un estudio elaborado por Unilever. El blanco es el segundo color más habitual (19,53% de nuestra alimentación diaria), seguido del rojo (17,26%), el amarillo (16%) y el naranja (15,42%). El estudio se ha realizado utilizando una metodología de encuestas sobre hábitos de alimentación con una muestra de 400 personas en toda España.
Como conclusión se puede extraer que todo esto se debe a la llamada dieta mediterránea que lleva muchas verduras y hortalizas de color verde. Un dato significativo es que la estrella de la alimentación española es la lechuga: más del 80% de los españoles aseguran consumirla ¿muy a menudo¿.
Los tonos de los alimentos no sólo sirven para hacerlos más llamativos o dotar de mayor atractivo a nuestras recetas, sino que detrás de esa gama cromática alimenticia se encuentran pistas de los nutrientes más necesarios para nuestro organismo.
Imágenes: Guillermo Pérez y Facilisimo.com