Anuncios de televisión, carteles, vayas publicitarias y centros comerciales se encargan cada año de que la Navidad entre en los hogares antes de que llegue el mes de diciembre. Todo son estrategias de marketing encaminadas a incrementar el consumo, y son muy efectivas, porque estas fechas son en las que más dinero se gasta diariamente en bienes de consumo inmediato (ropa, alimentos, calzado...).
Son algo más de quince días en los que, entre cenas de empresa, reuniones con los amigos y encuentros familiares, la vida gira en torno a la comida. Se pasa de una mesa para cuatro personas, a una para más de diez o quince; y de platos fáciles y rápidos, a recetas sofisticadas que requieren cierta destreza en la cocina.
Ajustar las cantidades
La comida suele ser abundante y copiosa. Aún cuando hay muchos comensales siempre sobra comida, en parte porque cuesta más calcular y cocinar cuanta más gente haya para comer. A veces se puede aprovechar lo que ha
sobrado y guardarlo para otro día, pero no siempre es así y es una pena tirar la comida.
Para evitar que eso ocurra, puede ser mejor eliminar el primer plato, dar más peso a los entrantes y pasar directamente al segundo plato. De esta forma nadie tendrá la típica e incomoda sensación de pesadez al acabar la comida y todos acabarán igualmente saciados y satisfechos.
Surtidos de ibéricos, queso, canapés, saladitos, gambas y langostinos son los aperitivos estrella que se pueden encontrar en todas las casas. Hay que tener en cuenta que no todo el mundo come por igual, así que para el plato único y principal es mejor preparar algo que se adapte a todos. El redondo de ternera o el capón es muy útil en este sentido, ya que se puede servir la cantidad al gusto de cada cual y además son más económicos.
Hacer la compra con antelación
Para que todo salga a la perfección hay que tenerlo todo pensado de antemano y prepararlo cuanto antes. Por mucho que seamos previsores, el día señalado no va a quedar más remedio que pasar unas horas en la cocina, pero el agobio de última hora no será para tanto si nos hemos organizado con tiempo.
Para ello, hacer la compra con antelación es una de las mejores cosas que se pueden hacer. El plato principal, sobre todo si es pescado, puede que sea más difícil conservarlo en su mejor estado, pero en el caso de los entrantes o los ingredientes para las salsas y postres, no tendremos ningún problema. Además, el hecho de comprar los ingredientes con suficiente tiempo, evita tener que pagar el sobreprecio generalizado en Navidad.
Postres y dulces
Después de todo el atracón previo, siempre queda algún resquicio para disfrutar del postre, los dulces o polvorones. Normalmente se presentan en bandejas con un surtido variado para que cada uno vaya cogiendo según le apetezca.
En este caso, ocurre lo mismo que con la comida: se tiende a servir mucha variedad y mucha cantidad de todo. Es mejor ajustarse a lo que realmente se va a consumir y suprimir aquellas variedades que apenas prueba nadie y siempre se quedan en la mesa y acaban tirándose.
Al final, cada año, son muchos los detalles a los que hay que prestar atención para que salga todo perfecto. Cuanto más pronto pensemos qué preparar y cómo, mejor nos podremos organizar tanto en la compra como en la preparación, y además conseguiremos hacerlo todo con un presupuesto menor.