cuyos pequeños ventanales semi enterrados solo dejan apreciar mínimamente una pequeña parte del exterior. La cocina, si que apenas tiene visibilidad y solo la potente luz artificial es la que impera. No puedo aunque lo intento, dejar de pensar en la mesa de veinte personas que han encargado quince parrilladas de pescado y claro, antes de que vengan, tenemos que tener cortados los doce trece trozos de rodajas de distinto pescado mas las gambas, escamarlanes, mejillones etc.etc. y que multiplicados por veinte comensales, me voy casi a trescientas piezas de distintos pescados. Mientras lo estoy pensando, Fabiola, mi ayudanta, eficaz como ella misma y que también está a mi lado disfrutando de este pequeño descanso de dos horas después de la comida del medio día, me dice como si me leyera el pensamiento. -JOAN, SIEMPRE ESTÁS INMERSO EN EL TRABAJO, TIENES QUE DESCONECTAR, DISFRUTÉMONOS Y RELAJÉMONOS DEL MARAVILLOSO PAISAJE QUE TENEMOS DELANTE DE NUESTROS OJOS. SEGURO QUE TIENES EN MENTE LA MESA QUE TIENE ENCARGADA LA PARRILLADA DE ESTA NOCHE ¿VERDAD?- La miro y dándole un beso de amigo en la mejilla le contesto. - SI, ES CIERTO, CREO QUE CASI DEBERIAMOS IRNOS PARA ADELANTAR EL TRABAJO, YA QUE NO SOLO ES ESTA MESA QUE COME CARTA SI NO, LOS MAS DE CIEN COMENSALES DEL MENÚ Y ALGÚN QUE OTRO PASANTE QUE NOS VISITARÁ COMO CADA NOCHE-
-BUENO, YA SABES QUE ME TIENES A MI PARA AYUDARTE A TOPE Y SI TENEMOS QUE CORRER MAS, PUES SE CORRE MAS- Me dice efusivamente y sigo. -HAY FABIOLA, QUE HARÍA YO SIN UNA GRAN AYUDANTA COMO TÚ QUE VALES PARA DOS. CUANDO TERMINEMOS LA TEMPORADA DE VERANO EN ESTE HOTEL, ME GUSTARÍA QUE NUESTRA AMISTAD SIGUIERA MAS Y MAS- Me coge fuertemente de la mano y el fuerte beso que me da casi se oye a lo lejos.