El librero

Estas navidades pasé por La Central, una librería a la que iba con frecuencia cuando trabajaba en Madrid. Es uno de esos lugares donde te pierdes entre montañas, estanterías y mesas llenas de libros y puedes descansar tomando un café con galletas en el centro la casa palaciega en la que está situada esta librería.

Me gustan los libros ilustrados y en La Central puedes encontrarlos en diferentes estancias. Allí he encontrado libros de Jimmy Liao, Benjamin Lacombe y Rébecca Dautremer, entre otros. En mi última visita encontré "El librero" de Roal Dhal , traducido por Xesús Fraga, ilustrado por Federico Delicado y de la Editorial Nordicalibros.



Ya os hablé sobre este escritor y novelista británico que es abuelo de unas de mis cocineras de cabecera, Sophie Dahl, en este post.

Conocido por sus obra para niños como "Los gremmlins", "James y el melocotón gigante", "Charlie y la fábrica de chocolate" o "Matilda", entre otros.

Los Angeles Time lo describe como "Un narrador en la tradición de Poe y Hawthorne. Dahl comparte la maestría de los grandes escritores del pasado con respecto a la trama y los personajes, unida a una ferocidad y un retorcimiento típicamente suyos".

Os dejo con la sinopsis de uno de los grandes relatos de Roal Dahl, "El librero", que fue publicado por primera vez en 1987:
"Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba con una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciando: "WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS. Allí trabajaban dos curiosos personajes: el librero, William Buggage, y su ayudante, la señorita Tottle, quienes no prestan demasiada atención a la venta de libros. Prefieren, más bien, leer cada día los obituarios, así como su obra favorita: el Whos Who."

Se trata de un relato con un final inesperado y sorprendente, a lo que nos tiene acostumbrado este brillante autor en sus libros.

Con la compra de este libro se ayuda a un niño, ya que el 10% de las ganancias de Roal Dahl se destinan a organizaciones benéficas colaboradoras. Recuerda que entre todos podemos hacer grandes cosas con muy poco.



Leer un libro nos nutre y alegra la vista (sobre todo, si son ilustrados como este), nos permite viajar y descubrir lugares desconocidos (como una extraña librería), recrear otros mundos o recordar lugares que echamos de menos (como Londres), vivir otras vidas y descubrir personajes que nos dejarán huella...

¡Qué tengas un bonito día lleno de maravillosos pequeños accidentes!

Fuente: este post proviene de Pequeños Accidentes, donde puedes consultar el contenido original.
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