Como vamos a preparar glasa con sabor a limón, lo que haremos será sustituir casi la totalidad del agua por jugo de este cítrico. Si con la cantidad indicada no os sale en un primer momento, no os preocupéis: es un elemento difícil de preparar para lograr su consistencia ideal, pero con un poco de paciencia y práctica lo conseguiréis.
Ingredientes
50 gr. de azúcar glass
2/4 cucharaditas de zumo de limón
1 cucharadita de agua
Preparación
En un bol, vertemos el azúcar glass tamizado. Es muy importante tamizar, porque de esta forma evitaremos los grumos en su totalidad y quedará una crema mucho más suave. Añadimos la cucharadita de agua y, poco a poco, vertemos el zumo de limón sin dejar de mezclar con ayuda de unas varillas. No queremos conseguir una glasa demasiado espesa ni líquida, ya que un punto intermedio nos facilitará su dispensación para decorar.
Si veis que os habéis excedido con el líquido, añadir un poco más de azúcar; si os habéis quedado cortos, un poco más de zumo de limón, hasta conseguir una textura similar al yogur batido, pero algo menos densa.
Si queremos decorar nuestros postres y el color blanco nos parece demasiado corto, utilizaremos colorante alimentario al gusto: las posibilidades dependen del límite de nuestra imaginación. Hay muchas marcas y formatos, pero en este caso lo ideal será utilizar colorante líquido: tenemos que tener cuidado con la cantidad empleada, porque puede cambiar la consistencia de nuestra glasa.
OPINIÓN PERSONAL. He probado colorantes de distintas marcas y formatos. Los más sencillos de encontrar, ya que se pueden comprar en grandes superficies, son los de Dr. Oetker: la ventaja es que no son demasiado caros e incluyen cuatro colores básicos (rojo, azul, amarillo y verde), pero no tiñen demasiado y, por tanto, no cunden lo esperado. Mis favoritos son los de la marca Wilton: con apenas una gota toda la mezcla coge un color vivo e intenso. Además, son botes más grandes y sí que cumplen lo esperado, y se pueden adquirir en cualquier tienda especializada. Resultan algo más caros, pero merece la pena.
Una vez tengáis vuestra glasa preparada, simplemente tenéis que separar las cantidades deseadas en diferentes recipientes, y teñir cada uno de ellos por separado, mezclando bien para que toda la masa coja un color homogéneo. Para decorar, resulta interesante que os hagáis con unos botes como los que os muestro a continuación:
Son de boquilla estrecha, para una mayor facilidad de trazo y detalles. Debéis esperar unos 15 minutos para que la glasa pierda humedad dentro de los botes, y luego no haya sorpresas al extenderla sobre la superficie a decorar. ¡Y listo!