La cena. Uno de mis momentos favoritos del día. Llegas a casa muerta y quieres disfrutar con algo buenísimo. El problema, que muchas veces, por eso del momento vagancia, nos entran grandes tentaciones de llamar a Telepizza o cualquier otra guarrería que se nos ponga en medio del camino. Pero en cuanto se empieza a acercar el veranito (y los 30 años?) tu conciencia te pide a gritos que cuides esos michelines.
Entonces comienza el drama. Abres la nevera, cierras la nevera, miras todos los cajones en busca de algo sano y rico. Pero no aparece. O más bien, no aparecía. Un día, en una de mis excursiones al supermercado encontré estas maravillosas cremas de agricultura ecológica: Pedro Luis, conservas artesanas. De puerro, de verduras, calabacín y, mi favorita, la crema de calabaza. Ahora nunca faltan en mi despensa. Cuando tengo uno de esos días, saco un bote, lo caliento y lo acompaño con unos trocitos de queso o unas picatostes.
Lo mejor, que no solo tienen cremas. Hacen un montón de cosas buenísimas: pimientos del piquillo, espárragos, alcachofas de tudela, acelgas, brotes de ajos, espinacas, setas? Y mil cosas más. Ahora, cenar algo rápido, sano y buenísimo es posible. ¿Y tú? ¿Te animas a poner a Pedro Luis en tu vida? Y si eres de los que prefieres preparar algo tu mismo aquí te dejamos nuestra receta estrella: crema de calabacín y puerro.