Tenía muchas berenjenas y mucha calabaza en la nevera (junto con la alcachofa, son para mí la santísima trinidad en cuanto a verduras y hortalizas), pero pocas ideas; más bien: tenía ideas repetitivas. ¿Qué se hace en estos casos? acudir a San Google y teclear el precioso nombre de un plato que conocí hace tiempo pero que nunca me había animado a preparar: alboronía.
Supuestamente es un plato de origen andalusí que puede considerarse como el origen de todos los pistos, pero entonces ¿por qué todas las recetas que encontré llevaban pimiento y/o tomate? Saqué mi vena purista y pensé en prepararla sin ingredientes postinvasióndescubrimiento de América. Sin embargo, un imponderable me hizo usar semillas de girasol cuando en realidad lo que quería era usar almendras y avellanas picadas, pero que sepáis que mi intención era buena ;)
Además, como no me conviene pasarme con el aceite y ya sabemos que las berenjenas “piden” mucho durante la cocción, lo que hice fue asarlas previamente.
Ingredientes:
4 berenjenas hermosas
media calabaza cacahuete
una cebolleta grande o dos pequeñas
dos puñados de semillas de girasol peladas (las mías crudas)
Aceite de oliva y sal.
Preparación:
En primer lugar, lavar muy bien las berenjenas y hornearlas hasta que estén muy blanditas. Cuando se hayan enfriado un poco, quitarles el tallo, abrirlas longitudinalmente y vaciarlas con cuidado, desechando el líquido.
Pelamos y troceamos la calabaza en cuadritos y la cebolleta en juliana fina. En una buena cacerola antiadherente, añadimos un chorrito de aceite de oliva y sofreímos la cebolleta a fuego medio hasta que esté blandita. A continuación, agregamos la calabaza, salamos ligeramente, bajamos el fuego y la dejamos cocinar tapada removiendo de vez en cuando.
Cuando la la calabaza esté blandita, es el momento de agregar la berenjena y de subir el fuego a una potencia media. Removemos bien mientras se van integrando los sabores y desaparece todo el líquido.
En una sartén aparte, perfectamente limpia y sin pizca de grasa tostamos las semillas de girasol a fuego alto sin dejar de remover, Necesitaremos apenas unos segundos. Las agregamos a la cacerola, apagamos el fuego y podemos servir inmediatamente, aunque recomiendo mucho degustarla tibia o incluso del tiempo.
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