La receta de buñuelos de limón que os traigo es muy fácil y con ingredientes económicos. Resultan crujientes por fuera y muy tiernos por dentro.
Ingredientes:
600 g harina y un poco más para espolvorear en la mesa
150 g nata para montar o crema para batir
100 ml leche
3 huevos
20 g de levadura fresca de panadería o 10 g levadura seca
ralladura de un limón
5 ml esencia de vainilla
80 g azúcar
pizca de sal
aceite para freír
Elaboración:
Muy importante que todos los ingredientes estén a la temperatura ambiente.
En el vaso de leche calentita (30ºC) se desmenuza la levadura fresca y se añade también una cucharadita de azúcar. Se remueve bien para que la levadura y el azúcar se disuelvan bien. Se aparta y a continuación se van a batir ligeramente los huevos.
La harina se tamiza antes de utilizarla. En el bol donde está la harina se hace un hueco en el medio y se echan los huevos, la leche mezclada con la levadura, la nata, la ralladura de limón y la esencia de vainilla. Se empieza a remover con el tenedor de modo circular para incorporar la harina poco a poco. Podéis utilizar una amasadora si la tenéis, os va a facilitar el trabajo.
Cuando ya no se puede remover con el tenedor se empieza a amasar con la mano hasta que la harina está totalmente incorporada. La masa tiene que resultar elástica y no pegajosa. Si se pega de las manos se puede añadir un poco más de harina. Luego se saca la masa sobre la mesa donde se ha espolvoreado harina. Se va a amasar un par de minutos llevando siempre los bordes para dentro y al final se le va a dar forma de bola.
Se echan unas gotas de aceite en el mismo bol y se reparte por toda la superficie. Luego se coloca la masa dentro y se tapa el bol con film de cocina y un paño limpio. Se deja a fermentar durante una hora o una hora y media, dependiendo de la temperatura que hay en la cocina. La masa tiene que doblar su volumen.
Una vez que la masa ha doblado su volumen se saca del bol sobre la mesa donde se ha espolvoreado harina. Se corta la masa por la mitad y se va a estirar cada una con la ayuda del rodillo. El grosor de la masa estirada tiene que ser de medio centímetro aproximadamente. Luego se cortan tiras anchas de unos 5 cm. De cada tira de masa se cortan trozos en forma de rombo, y a cada rombo se le hace un corte en el medio.
A continuación se coge cada rombo y una de las puntas se introduce por el corte del medio y se saca por el otro lado. Como si fuera un lazo. Cuando ya se han dado forma a todos los buñuelos se pone al fuego una cacerola con abundante aceite y se deja a calentar muy bien. Para comprobar si el aceite está bien caliente se echa un buñuelo dentro. Cuando el aceite empieza a sacar burbujas alrededor del buñuelo significa que ya esta en su punto optimo. Se echan los demás buñuelos dejando espacio entre ellos porque van a aumentar en volumen. Se van a freír 2-3 minutos a fuego moderado por cada cara, o hasta que se ven dorados. Es muy importante de mantener el fuego a moderado para no quemar los buñuelos y para no quedarse crudos por dentro. Cuando ya están hechos se sacan en un plato con papel absorbente para quitar el exceso del aceite. Al final se les espolvorea por encima azúcar glas o azúcar impalpable. Resultan crujientes por fuera pero a la vez tiernos por dentro y con un sabor buenísimo.