Aunque pueda parecer una extravagancia más de la cocina vanguardista, el uso de las flores en gastronomía está más que inventado. La tendencia, que han recuperado la alta cocina y los grandes chefs, hunde sus raíces en la tradición culinaria andalusí, donde se usan los pétalos de las rosas, del jazmín o de la flor del naranjo en numerosas recetas. Por no hablar de las flores de calabaza o calabacín, muy populares en la tradición culinaria española, especialmente rebozadas y fritas. Sin embargo, éstas no son las únicas opciones posibles: caléndulas, pensamientos, tagetes, violetas o capuchinas pueden convertir tus recetas en toda una explosión de sabor.
A la hora de ponerte a experimentar, ten cuidado porque no todas las flores te sirven. Alba Soldevila, empresaria que comercializa este tipo de productos, nos explica que "no todas las flores son comestibles. Las de una floristería, por ejemplo, están tratadas con productos químicos, y las del campo pueden contener residuos en su interior. Recomendamos que sólo coman las etiquetadas como flores comestibles o las que nos sirvan en los restaurantes".
Una flor para cada plato
Ensaladas, guisos de carne o pescado, cremas, sopas, salsas, pasteles, sorbetes... Son muchos los platos que admiten las flores como ingrediente. "Nosotros disponemos de veinte variedades de flores comestibles para poder satisfacer todos los paladares", explica Soldevila. "Y piensa que se venden todas porque cada día la gente parece mostrar más interés".
Una receta con flores es siempre una receta con imaginación: éstas aportan frescura, aroma y color a los platos. ?Cómo podemos utilizarlas en la cocina? Toma buena nota de las siguientes ideas:
Las violetas son fantásticas para los postres. Puedes confitarlas o preparar con ellas salsas para acompañar productos de repostería y tartas.
Las rosas se prestan a la perfección a la aromatización de todo tipo de ensaladas. Los pétalos de rosas y pensamientos se pueden escarchar con azúcar: una delicia solos o acompañando a cualquier otro postre.
Las capuchinas ofrecen un matiz picante a las preparaciones: su sabor es parecido al de la pimienta.
La flor de calabacín se convierte en irresistible cuando se rellena de marisco, carne o verdura. Las flores de las plantas aromáticas, como la lavanda, pueden servir para elaborar guarniciones que acompañen a las aves y la caza.
Los crisantemos son excelentes en ensalada.
Según Alba Soldevila, que comercializa flores frescas comestibles, "todas las especies se pueden comer crudas ya sea en ensaladas o en salsas trituradas, al igual que en pasteles o sorbetes". Efectivamente, las posibilidades son enormes ya que admiten todo tipo de cocción. Sin embargo, la experta recomienda "consumirlas crudas o con una cocción ligera para no perder todas las vitaminas y propiedades que contienen".
Recetas con flores
Ensalada vegetariana
Ingredientes: lechuga, pimiento verde, cebolla, pasas, sésamo, pipas, flores variadas, aceite de oliva, vinagre.
Lavar la lechuga y el pimiento. Cortar la cebolla a juliana, el pimiento en forma de aros y la lechuga. Colocar los ingredientes en una fuente añadir el aceite de oliva, sal si se prefiere y un chorrito de vinagre al gusto. Esparcir las semillas de sésamo, las pipas y las pasas. Finalmente añadiremos las flores variadas (claveles, antirrinos, pétalos de tagete y flor de borraja) y servir.
Dulces pensamientos
Ingredientes: pensamientos, clara de huevo, azúcar.
Pintar las flores con clara de huevo y cubrirlas con azúcar. Dejarlas en un lugar seco y ventilado durante 24 horas. Esta golosina se puede consumir inmediatamente o se puede conservar en un frasco con tapa hermética.
Las violetas han de estar limpias. Si es necesario, hay que lavarlas y secarla con mucho cuidado con un paño de cocina limpio. Poner a hervir un poco de agua con azúcar para elaborar un almíbar. Añadir 24 violetas y apagar el fuego, dejando que se haga una infusión durante 20 minutos.
Si el sabor es demasiado tenue, poner de nuevo al fuego y, justo cuando rompa a hervir, apagar, dejando que repose 5 minutos. Verter en un recipiente resistente, añadiendo el zumo de limón, remover bien y dejar que se enfríe. En este punto, se puede optar por sacar las violetas del jarabe o dejarlas, según el gusto de cada uno, ya que estarán un poco apelmazadas. Dejar el jarabe en el congelador hasta que esté casi congelado.
Batir la clara de huevo a punto de nieve y mezclarla con cuidado, con movimiento envolvente y sin batir, con el jarabe de violeta. Volver a congelar 1 hora. Servir en cuatro copas y decorar con violetas frescas o escarchadas.
Ingredientes: 185 gr. de arroz, 1 cucharada de aceite de oliva, 1 diente de ajo pelado y machacado, 2 cucharadas de pétalos de caléndula.
En una olla honda poner a hervir agua, añadiendo sal al gusto. Cuando rompa a hervir, incorporar el arroz poco a poco y remover. Dejar que hierva de 10 a 12 minutos hasta que esté al dente y escurrirlo bien.
Poner a calentar el aceite de oliva en una cacerola y, cuando esté listo, añadir el diente de ajo y el arroz cocido, removiendo bien. Agregar los pétalos de caléndula. Colocar en una fuente. Se puede servir frío o caliente, acompañado de una ensalada y queso.
Bollos de caléndula 'Alistair'
Ingredientes: 450 gr. de harina, 1 cucharadita de sal, 1 cucharadita de bicarbonato de sodio, 45 gr. de mantequilla, 300 ml. de leche en los que se habrán diluido 2 cucharaditas de cremor tártaro, 2 cucharadas de pétalos frescos de caléndula.
Precalentar el horno a 220 ºC. Tamizar la harina, mezclada con la sal y el bicarbonato, poniéndolos en un tazón. Incorporar por este orden y mezclando perfectamente la mantequilla, la leche y los pétalos de caléndula. Mezclar a fondo hasta formar una masa tersa, que se volcará sobre una mesa enharinada. Amasar ligeramente.
Extenderla con un rodillo hasta disponer de 2 cm. de anchura. Empleando un cortador sencillo de 5 cm. de diámetro, ir cortando los bollos y colocándolos en una hoja de hornear previamente engrasada y enharinada. Hornearlos 12-15 minutos hasta que aumenten de volumen y se dore. Dejar enfriar.