¿A quién no le gusta la pasta? Es un alimento que hace las delicias de prácticamente todo el mundo, sobre todo los niños, y a día de hoy la podemos encontrar en multitud de versiones: deshidratada, fresca, rellena, congelada... Pero, ¿alguna vez has pensado en hacer tu propia pasta casera? Sí, sí, preparando tú mismo la masa, estirando y cortando.
Muchas veces ni nos lo planteamos por lo complejo que parece, y lo muchísimo que se puede tardar. Lo cierto es que no se tarda tanto, no es tan difícil y el resultado final merece la pena porque el sabor no tiene nada que ver con las pastas industriales. Aunque no es algo que se pueda realizar diariamente porque hay que tener un poco de paciencia, sobre todo con la pasta rellena, para ocasiones especiales es una forma genial de conquistar los paladares más especiales y exigentes, y además, aunque la máquina es recomendable, también se puede estirar la masa a mano. ¿Quieres saber cómo se hace? Aquí te enseño cómo.
Lo primero que necesitamos para hacer pasta casera es conocer la receta base, que generalmente contiene dos ingredientes básicos: el huevo y la harina, y en proporciones justas: 1 huevo y 100 gramos de harina de trigo de todo uso son más que suficientes para una persona, así que a partir de aquí sólo tenéis que hacer vuestros propios cálculos. ¿Que tenéis cuatro invitados? Pues ponemos 4 huevos y 400 gramos de harina. Esto es muy fácil de memorizar y os servirá para hacer pasta en cualquier momento.
Con los ingredientes claros, y sus proporciones calculadas, nos toca mezclarlos bien. Si tenemos una máquina amasadora o una panificadora el trabajo será más sencillo, en caso contrario tendremos que amasar a mano durante unos diez minutos hasta conseguir una masa muy muy compacta y dura que tenga un aspecto similar a este:
Envolvemos la masa en papel film de forma que no pueda entrar el aire y la dejamos reposar una media hora a temperatura ambiente, sin necesidad de taparla en un bol ni meterla en la nevera.
Pasada esa media hora viene lo más interesante: el estirado.
Si no tenemos máquina nos tocará pensar en todas esas pesas que no hicimos, armarnos de paciencia y estirar la masa con ayuda de un rodillo en una mesa enharinada. Para facilitar la tarea, cortaremos la masa en varias porciones e iremos estirando una a una hasta dejarlas bien finas. Cada vez que tengamos una estirada la cortaremos con un cuchillo afilado según la forma que le queramos dar, por ejemplo, para tallarines cortaremos tiras, para planchas de lasaña o canelones haremos rectángulos grandes...
Si por el contrario tenemos máquina, el proceso será prácticamente el mismo. Comprobamos que tenemos la máquina bien sujeta a la mesa, enharinamos los rodillos de la máquina y la superficie donde vayamos a trabajar y cortamos la masa en varias porciones para que el amasado sea más sencillo. Nos fijaremos en que la máquina tiene en un lateral una ruedita con diferentes números, y al girarla veremos que cambia el grosor de los rodillos, esto es para que pasemos la masa varias veces por diferentes numeraciones hasta obtener el grosor que queramos. Empezamos por el grosor número cinco, aplastamos un poco con las manos cada porción de masa, y lo pasamos por la máquina. Recogemos la masa estirada, y la volvemos a pasar por el número cuatro. Repetimos la operación esta vez por el número tres, y si la queremos más fina seguiremos bajando los números, aunque para mi gusto el número tres tiene un grosor adecuado.
Cuando hayamos obtenido el grosor adecuado, es hora de añadir el complemento de corte, en este caso hemos usado el de tallarines, pero el funcionamiento es el mismo con cualquier otro. Lo colocamos si no viene incorporado en la máquina y, cambiando la manivela al complemento de corte, pasamos nuestra masa para que nos la vaya cortando. Los recogemos y los secamos de uno en uno, sin que se toquen, en donde podamos. Podéis usar un tendal bien limpio, enganchar unas cucharas de palo en la puerta del horno, en las sillas de la cocina... cualquier cosa en donde la pasta no se toque, y dejamos que se seque durante unos quince minutos.
Si lo que queremos es hacer pasta rellena, tendremos que extender la masa estirada sobre papel antiadherente para que no se nos pegue, ya que tendremos que humedecerla después. Hacemos una marca con el cortador de nuestra elección, y en el centro ponemos un poco del relleno, pero no demasiado para que podamos cerrarla bien. Cortamos un rectángulo grande que cubra bien la marca, y humedecemos los bordes con un pincel de cocina y un poco de agua, cubrimos y apretamos bien para que no se queden burbujas. Ahora ya sólo queda cortar nuestra pasta rellena y, para que se seque correctamente sin pegarse, la pondremos sobre otra lámina de papel antiadherente durante también quince minutos procurando darle la vuelta para que se seque por ambos lados.
¿Habéis visto qué fácil es? Sólo necesitamos un poco de paciencia para elaborar nuestra propia pasta casera y obtener un resultado espectacular, así que si queréis un poco de inspiración os dejo unas recetas de pasta casera para que os animéis a prepararla.
Empezamos con mi receta de espaguetis a la carbonara, una de las recetas más tradicionales de pasta que podéis ver haciendo clic aquí.
Seguimos con los varenikes de Tu cocina te llama, una forma diferente y original de preparar pasta rellena que podéis ver haciendo clic aquí.
Estos tagliatelle de Per sucar-hi pa no os dejarán indiferentes, ya que la pasta está hecha además con calabaza y podéis ver la receta haciendo clic aquí.
Además, podéis cambiar la forma de elaboración y freír la pasta en lugar de cocerla, como hizo Los inventos de Carmela en una receta que podéis ver haciendo clic aquí
Los raviolis XL de Cuuking! también son una idea fantástica para iniciarse con la pasta casera, y puedes ver la receta haciendo clic aquí