Seguramente estas son algunas de las razones por las que cada vez comemos peor. Nos alimentamos mal y comemos de cualquier forma. Desayunamos de pie en la cocina o nos tomamos un café con leche y una pieza de bollería en un bar. Almorzamos un bocadillo o comemos de menú. No merendamos. Y cenamos delante del televisor una pizza u otro bocadillo. Para comer así no hace falta poner la mesa. Y cuando tenemos tiempo, nos da pereza poner y quitar la mesa cada vez, lavar manteles y servilletas, incluso colocar los cubiertos y platos mínimos en el lavavajillas.
Pero, ?qué hemos perdido en este cambio de vida? En mi opinión, hemos abandonado uno de los hábitos más beneficiosos para nuestra salud física y mental. Además de perder una excelente oportunidad para fomentar las relaciones familiares y sociales en general. Para los que valoran estos momentos y creen que comer no es sólo una cuestión de saciar el hambre, aquí van algunos consejos. Te ayudarán a que el momento de comer sea lo más agradable posible, sin cargarnos de mucho trabajo extra.
Mantelería
Aunque es mucho más práctico pasar un trapo mojado que lavar el mantel, la calidez del tejido no puede sustituirse por las incomodidades del plástico. Sobre todo si recibimos a algún familiar o amigo, lo mejor es poner un mantel sencillo y la correspondiente servilleta de tela. Es de mal gusto dar una servilleta de papel al invitado y que los demás tengan su servilleta de tela. Otra solución es utilizar un mantelito individual para cada comensal y una servilleta.
Cubertería
Sólo los cubiertos necesarios pero bien colocados. El tenedor a la izquierda y el cuchillo (con el filo hacia el interior) y la cuchara a la derecha. Como la sopa suele ser el primer plato, la cuchara se pondrá en el lado exterior. Si comemos pescado, colocaremos la pala a la derecha y el tenedor de pescado a la izquierda. Es posible que en alguna comida sólo tengamos un plato: en este caso es suficiente con un cuchillo y un tenedor, a la derecha y a la izquierda del plato respectivamente.
Cristalería
Si sólo bebemos agua, es suficiente con un vaso o copa grande. Si ofrecemos agua y vino, pondremos las dos copas correspondientes para cada persona: la de agua, a la izquierda.
El agua se debería servir siempre en una jarra de vidrio o cristal, pero se admite aquí presentarla directamente en la botella de la marca.
Vajilla
Aunque sea un día corriente y no tengamos ningún invitado, es mucho más agradable una mesa puesta de forma armónica. Todos los platos tendrían que ser de la misma vajilla y estar en buenas condiciones. Cambiaremos los platos cada vez que sirvamos nuevos alimentos, especialmente si hemos tomado sopa o algo con salsa abundante.Los postres deben tener el plato limpio correspondiente tanto si se trata de helado, pastelería o frutas. Podemos pelar la fruta sólo con el cuchillo, pero si nos acostumbramos a realizar esta operación correctamente (con cuchillo y tenedor), nunca será un esfuerzo y no nos incomodará tener que hacerlo en ocasiones más formales.
Servir los alimentos
Es muy cómodo servir los alimentos en platos desde la cocina con las raciones oportunas. Otra forma será servirlos en una fuente que dejaremos en la mesa para que todos los comensales puedan servirse. En el caso de las ensaladas, no es adecuado pinchar sus ingredientes de la fuente para comerlos directamente. Debemos servirnos antes en nuestro plato !y no pinzar la lechuga con los dedos! El pan se puede servir en una panera ya cortado. Nunca se corta en la mesa. La fruta y repostería se pueden servir en una fuente para que cada persona pueda tomar lo que desee.
Incluso en el caso de que comamos solos, es muy recomendable tomarse este momento con calma y disfrutarlo. Preparar alimentos sanos, comer despacio, sentarse cómodamente y degustarlos en la sobriedad de una mesa de diario nos aporta una mejor calidad de vida. Si, además, podemos compartir este momento con familiares y amigos, comer con buena educación y en unas condiciones mínimas, favorecerá que el momento de la comida sea un momento muy especial y reconfortante entre la vorágine diaria.