Además, no podemos afirmar que conocemos bien a alguien hasta que nos sentamos con él en la misma mesa y observamos su comportamiento. Es evidente, pues, la importancia de comportarnos correctamente en cada ocasión, para que el objetivo del encuentro se cumpla y se establezcan relaciones positivas con nuestros compañeros de mesa. Cuando nos sentamos a una mesa multicultural es muy importante conocer los hábitos de los demás. Sin embargo, es difícil respetar las costumbres ajenas si no seguimos ni conocemos las que rigen en nuestro país.
Temas de conversación
Si nos reunimos para compartir una comida debemos tener un comportamiento adecuado puesto que, precisamente porque esto favorece la comunicación: importantísimo, pues, comer o cenar (mejor si podemos hacer las dos cosas) con nuestra familia. Es el momento ideal para intercambiar opiniones, explicar experiencias del día, pulsar el estado de ánimo de los chicos, negociar con ellos, etc. ¡Siempre con el televisor apagado!En el caso de una celebración más formal, los comensales deberían esquivar temas como política, religión, sexo y fútbol. Absolutamente prohibido hablar de enfermedades, detallar exhaustivamente nuestras dolencias, detenernos en temas groseros o escatológicos.
¿De qué podemos hablar, pues? Las posibilidades son infinitas: de viajes, de cine, de libros, de gastronomía, de aficiones que nos apasionan, de nuestra tierra de origen, etc. Se trata de tener una conversación agradable y distendida acerca de cualquier tema que nos permita estrechar los lazos con los demás comensales. Esto nos permitirá conocer mejor a estas personas y evitaremos posibles discusiones o enfrentamientos que no tienen lugar en una celebración importante.
Colocación de los comensales
En una cena formal, la anfitriona (o anfitrión) decide cómo sentar a los invitados. Para ello tendrá en cuenta dos normas básicas: las parejas no se sientan juntas y se alternará hombre y mujer. A veces, esto resulta complicado, pero, con imaginación y sentido común, obtendremos una combinación que potencie también las posibles afinidades entre los invitados y esquive las posibles desavenencias.Si queremos ser corteses, primero se sentarán las señoras (no está pasado de moda ayudarlas) y después los caballeros. La anfitriona es la que da por empezado el ágape al ponerse la servilleta en las rodillas y empezar a comer.
Uso de los cubiertos y copas
Los cubiertos están colocados en el orden de utilización. La cuchara y el cuchillo a la derecha del plato, y el tenedor trinchante y el tenedor de pescado a la izquierda. Si nos sirven sopa o consomé, llevaremos la cuchara a la boca (no la boca a la cuchara) y tomaremos el contenido sin hacer ningún tipo de ruido. Cuando el plato esté casi vacío no podemos inclinarlo para recoger lo que queda. Dejamos la cuchara en el plato y, si era consomé, en el plato de la taza correspondiente.En cuanto a los cubiertos de pescado, la pala nunca se lleva a la boca: se utiliza sólo para cortar, separar las espinas y acompañar los alimentos hacia el tenedor. Los cubiertos de carne se utilizan como los de pescado.
En ambos casos debemos tener en cuenta que los movimientos con los cubiertos deben ser los mínimos. Es de mala educación y peligroso hablar efusivamente y gesticular con los cubiertos en la mano. Por otra parte, si queremos hablar o descansar en algún momento de la comida, dejamos los cubiertos apoyados en el borde del plato en el lado correspondiente. Al acabar se dejan en paralelo en "las cinco y media" o en "las cuatro y veinte" sobre el plato.
Los cubiertos de postre están colocados entre las copas y el plato. Normalmente están ya preparados desde el principio, para deslizarlos sobre el mantel y para ocupar su sitio al lado del plato de postre. Para la mayor parte de frutas y quesos, será cuchillo (derecha) y tenedor (izquierda). El pastel se puede comer con cuchara de postres o con tenedor. Para el helado existen unas cucharitas especiales, con el extremo cuadrado.
Respecto a las copas, se utilizan según se vayan sirviendo los diferentes vinos. Importante: limpiarse la boca siempre antes de beber y coger la copa por el cuello. Levantar el dedo meñique al beber resulta bastante ridículo. Al servir, nunca se llenan completamente las copas.
Servilletas
Absolutamente inadmisible es colocarse la servilleta en el cuello. La servilleta se debe poner, doblada por la mitad, encima de las rodillas. En caso que tengamos que abandonar la mesa momentáneamente, la dejamos al lado del plato. Si nos manchamos, evitaremos el espectáculo de mojar la servilleta en la copa de agua y frotar enérgicamente la zona del desastre. Lo mejor, en estos casos, es solicitar la ayuda de los anfitriones.A lo largo de una comida o cena pueden ocurrir muchas cosas que pondrán en evidencia nuestra educación y la cortesía con que tratamos a los demás. Por esta razón es muy importante no reservar los buenos modales para las ocasiones especiales sino integrarlos en nuestra actitud diaria para que no representen ningún esfuerzo.
Agradecimientos: Teresa Baró. Asesora de Comunicación Personal. Directora de Icómpani. info@icompani.com