Poner la mesa puede llegar a ser un arte si tenemos en cuenta que intervienen el conocimiento del protocolo, el buen gusto y la creatividad, habilidades que pueden convertir una comida en una fiesta para los cinco sentidos.Veamos algunos consejos a seguir para preparar una mesa muy formal.
El menú
Si se trata de un almuerzo, el menú habitual está compuesto por un entrante ligero (zumo, consomé, ensalada,
etc.), primer plato (normalmente pescado), segundo plato (normalmente carne, caza, etc.) y postres. Por la noche la comida tiene que ser más ligera y habitualmente ofrecemos un solo plato después del entrante, preferiblemente a base de pescado por ser de más fácil digestión.
Tradicionalmente se acompañan estos platos con los vinos correspondientes: jerez para el consomé, vino blanco para el pescado, tinto para las carnes y champán o cava para los postres, especialmente si se trata de una celebración. De todas formas, tanto la composición del menú como los vinos que se presentan varían hoy en día a tenor de las nuevas tendencias en gastronomía y las aportaciones de la enología al consumo tradicional de los vinos.
Servilletas, mantel y cubiertos
El mantel tiene que estar impecable, perfectamente planchado. Lo mejor es que sea de lino blanco o marfil. Si es un almuerzo se admiten colores muy claros, lisos. La servilleta para estas ocasiones es la de 60 x 60 cm.; es la más elegante y se coloca doblada en forma de rectángulo o triángulo a la izquierda del plato o encima del plato (si es llano). No son formales las servilletas formando pajaritas, flores o colocadas dentro de la copa.
Los cubiertos no hace falta que sean de plata, aunque sí de una acero inoxidable de calidad y con un diseño acorde con los demás elementos.Los disponemos de la siguiente forma:
A la izquierda del plato y de fuera hacia dentro: tenedor para la ensalada (si es necesario), tenedor para pescado, tenedor para la carne.
A la derecha del plato y de fuera hacia dentro: cuchara, si servimos sopa o consomé, cuchillo para la ensalada, pala de pescado y cuchillo.
Nunca se ponen más de tres cubiertos por lado. El orden de uso no debería entrañar ninguna dificultad puesto que la disposición se hace teniendo en cuenta lo que se va a consumir primero. Así, una vez utilizados los cubiertos del entrante, serán retirados, de forma que quedarán sobre la mesa los correspondientes a los siguientes platos, y así sucesivamente.
Es frecuente encontrar los cubiertos de postre preparados desde el primer momento, entre las copas y el plato. Pueden ser cuchara, cuchillo y tenedor, dependiendo del tipo de postres. Algunas personas prefieren ponerlos en el justo momento de servir los postres; en este caso se colocan al lado del plato (cuchillo y cuchara a la derecha, tenedor a la izquierda).
Existe, además de la cubertería básica, una gran variedad de cubiertos especiales: pinzas para caracoles, tenazas para mariscos, cucharitas para el helado, etc. Algunos de ellos son imprescindibles para tomar algunos alimentos. A la hora de escoger el menú es importante tener en cuenta nuestro ajuar.
Cristalería y vajilla
La disposición de las copas responde al orden en que se van a consumir los vinos y demás bebidas, empezando por la derecha. Si se empieza por un jerez, colocaremos la copa correspondiente en el extremo derecho.
Sucesivamente se colocan las copas de vino blanco, la de vino tinto (un poco más alta) y la de agua (la más grande). Generalmente, la copa de champán se coloca después de la de agua y un poco desplazada hacia el centro de la mesa. Otra posibilidad es presentar esta copa a la hora de los postres, en el momento de servir el champán.
En las ocasiones más formales se utiliza el bajoplato, que permanecerá en la mesa hasta que terminemos el segundo plato. Es una pieza muy decorativa y da más solemnidad a la comida. Respecto a los otros platos, se pueden dejar puestos, en el orden adecuado: plato de sopa, plato llano y bajoplato, aunque lo más ortodoxo es dejar el bajoplato y colocar los demás en el momento de servir.
Si servimos consomé, lo haremos en la taza (especial, con dos asas) con el plato correspondiente. Recordemos, además, que el platito del pan se coloca a la izquierda. !Y no se distribuyen ceniceros!
Por último, si queremos decorar la mesa con flores, hagámoslo con un centro discreto y elegante, que no impida la visibilidad en la mesa y, sobretodo, que no sean muy perfumadas. Los candelabros son adecuados sólo para las cenas.
Preparar una mesa elegante es una tarea que puede llevar horas. A parte de repasar todos los elementos para asegurarnos de que están en perfectas condiciones, la colocación correcta y estética requieren dedicación. Es algo que no podemos tomar con prisas: la solemnidad de cada acto empieza en su preparación.