La cocina de países como China, Marruecos o Tailandia está muy arraigada en España. A pesar del gusto por las recetas tradicionalmente mediterráneas, son muchos los que no descartan probar sabores nuevos y exóticos. Sin embargo, cuando hablamos de la cocina de algunos estados europeos, nos encontramos con que es una gran desconocida aún en nuestro país, aunque nos debería resultar más cercana por la proximidad geográfica. Este es el caso, por ejemplo, de la gastronomía rusa, rica en matices y sabores, pero aún no descubierta por muchos paladares de la Península.
Rusia es una nación con una extensión geográfica inmensa. Esto se traduce en un matiz cultural impregnado de los rasgos de la multitud de países con los que hace frontera. Si a esto unimos su peculiar clima, por lo general, muy frío, sobre todo por la zona siberiana, obtendremos una gastronomía ?mucho más rica y más variada de lo que la gente cree?, nos confirman desde el restaurante ruso El Cosaco.
?Qué podemos degustar?
Las sopas, los pescados ahumados, las carnes y unos deliciosos postres con frutos rojos son, a gran escala, sus platos más característicos. Destacar los ingredientes exactos que se usan en esta cocina es casi imposible por la gran variedad que se emplea, reflejo de su vasta extensión. Aunque algunos como la col, la remolacha, las patatas, las setas, el caviar o el arenque no faltan en la mayor parte de las recetas. Un menú ruso, por tanto, contará con platos bastante completos. La alimentación es muy importante para paliar, en parte, el frío característico de este país.
La mejor forma de abrir un menú ruso sería, como nos aconsejan desde El Cosaco, con los famosos Blinis, unas tortillas finas muy típicas "que se rellenan con caviar, arenques o ahumados". Estos ingredientes pueden sustituirse por otros debido a la versatilidad de estas tortitas, que se asemejan a los crêpes que todos conocemos. Para acompañarlas, nada mejor que la Smetana, una nata agria que "se incluye en gran número de salsas. De esta forma, ganan en textura y cuerpo".
Platos con consistencia
Uno de los platos más característicos de la gastronomía rusa son las sopas, muy apropiadas para combatir el recio frío siberiano. Las variedades que existen son en su mayoría herederas de la tradición rural del país, donde se combinan gran variedad de ingredientes, la mayor parte verduras y hortalizas. Desde El Cosaco nos recomiendan una de las más populares: la sopa Borsch, elaborada con carne, remolacha y distintos tipos de verduras. Ésta se suele acompañar de la salsa agria anteriormente mencionada.
La receta más conocida internacionalmente es el Stroganoff, "unas tiras de solomillo en salsa cremosa con champiñón y cebolla", nos explican los expertos. El pescado ahumado de casi todas las variedades, también es muy consumido. Si prefieres esta opción, nada mejor que la Kulebiaka, típica empanada de hojaldre y salmón, con la que deleitarás tu paladar. Si eres atrevido, puedes acompañar estos platos de Vodka, la bebida típica del país: eso sí, debes tomarlo solo, sin mezclarlo con ningún tipo de refresco u otra bebida.
Finalizar por todo lo alto
Los postres rusos son auténticas delicatesen que hay que probar. Desde El Cosaco nos recomiendan la Vatruska, "una tarta caliente de requesón con pasas", así como la tarta Napoleón, formada por "capas de hojaldre y dulce de leche". La fruta también es un ingrediente importante en muchos postres de este país, sobre todo, los frutos rojos como las frambuesas o las grosellas. La mejor prueba de ello es la mousse de queso con frutos rojos que, como nos explican desde el restaurante, "la preparan para celebrar la Nochevieja rusa", que festejan el 18 de enero.
Probar esta gastronomía tan variada es trasladarnos a miles de kilómetros de aquí, a la fría estepa siberiana, a algún pueblo de la zona caucásica o al centro mismo de la Plaza Roja de Moscú. Sus sabores sorprenderán a más de uno. Conseguirlo no es tan difícil, pues los restaurantes especializados en este tipo de recetas existen en la mayor parte de las ciudades. ?A qué esperas para degustarla?