El huevo es un alimento muy nutritivo, el cual, salvo excepciones, debería formar parte de nuestra dieta habitual.
Habitualmente cuando hablamos de huevos, nos solemos referir a los huevos de gallina, aunque existen más tipos de huevos como los de codorniz, pato, e incluso avestruz…
El huevo está formado por tres partes, la cascara, la clara y la yema.
La cascara es porosa, por lo cual pueden entrar los microorganismos patógenos con cierta facilidad.
La yema del huevo de color amarillo o anaranjada, está compuesta principalmente de grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales.
La clara del huevo, viscosa y transparente, en el 90% de su composición está constituida por agua, el resto son proteínas, vitaminas y minerales, es el único alimento que posee proteínas sin grasa.
Los huevos deben conservarse refrigerados (en los supermercados no lo suelen estar), y suelen aguantar unos 28 días desde la puesta.
Hay tres formas de comprobar su frescor.
-Cocido, su frescor nos lo delata la posición de la yema, cuando más fresco sea, más centrada nos quedara la yema.
-Crudo, si lo introducimos en un vaso de agua, si se va al fondo es fresco, si no llega al fondo tiene alrededor de una semana y si flota tiene más de una semana.
-Si partimos el huevo en crudo, la clara está muy liquida y su yema es poco consistente, es señal de el huevo empieza a ser viejo.
Durante años, se ha considerado que debía restringirse el consumo de huevos para prevenir el colesterol y las enfermedades cardiovasculares, limitando el consumo máximo a dos o tres huevos por semana.
Actualmente, esas teorías han sido desterradas ya que se ha demostrado que incide negativamente sobre el colesterol sanguíneo y el consumo de un huevo al día no afecta al colesterol sanguíneo, en un contexto de dieta equilibrada complementada con ejercicio diario.
También la lecitina y las grasas insaturadas de la yema reducen la absorción del colesterol por parte del intestino.
La yema de huevo posee un colorante denominado caroteniode el cual es un precursor de la vitamina A, la cual es muy beneficiosa para los ojos. La piel y el pelo.
La yema del huevo posee las vitaminas; A, E, D, B12, B6, B2, B1 y ácido fólico, además de contener también; hierro, fósforo, potasio y magnesio.
También posee proteínas tales como lipovitelinas, fosfovitina, lipoproteínas de baja densidad y riboflamina.
La yema de huevo también posee colina, la cual en la etapa embrionaria influye en el desarrollo de la memoria.
La yema de huevo se utilizó hasta mediados del siglo XIX para fabricar pinturas de tempera, mezclando pigmentos molidos con ella.
Las cascaras de huevo son muy valoradas como fertilizantes para el jardín, solo moliéndolas y mezclándolas con la tierra.
También sirven para alejar caracoles y babosas con solo aplastarlas y colocarlas alrededor de nuestras plantas, las cascaras de huevo son como cuchillas para estos animalitos.
Si preparamos compost en casa, no olvidemos tirar nuestras cascaras de huevo a nuestra compostera, puesto que las cascaras contienen carbonato de calcio que equilibrara la acidez de nuestro compost.