Es un hecho que cuando no cuidamos nuestros electrodomésticos estos son más propensos a dañarse, además la obsolescencia programada es una realidad, y los aparatos eléctricos de hoy en día parecen estar desarrollados con una vida útil determinada.
Seguro que probablemente la mayoría de nosotros haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos para alargar la vida de, por ejemplo, nuestro antiguo frigorífico, ¿verdad? Pues para ello tenemos que seguir 2 pautas: realizar un buen mantenimiento del mismo y arreglar desperfectos con piezas de repuesto para frigoríficos.
1. Realizar un buen mantenimiento del mismo con estas claves:
- Nunca debemos meter los alimentos calientes directamente a la nevera. Con ello provocaremos que la temperatura de la misma se eleve y, por tanto, tenga que consumir más energía en volver a recuperar su temperatura media habitual. Esto, a la larga, va desgastando el aparato.
- Debemos garantizar la buena circulación de aire frío del frigorífico y, por ello, no es conveniente pegar los alimentos a las paredes del mismo, ni tapar las salidas de aire.
- Cuando nos vamos fuera de casa para bastantes días, lo correcto sería vaciar el frigorífico y dejarlo abierto para evitar que acumule humedad y malos olores.
- La limpieza es fundamental a la hora de prolongar la vida útil de un electrodoméstico. Así, en el caso de la nevera, podemos tirar de los 'remedios de toda la vida' para realizar la limpieza de la misma. Por ejemplo, productos como el limón y el vinagre blanco actúan como perfecto desengrasante.
De este modo, cada mes o dos meses aproximadamente realizaremos una limpieza en profundidad del frigorífico, empezando por sacar cada bandeja y cajón. Después, con un trapo y una mezcla de agua tibia y vinagre (aunque también podemos emplear, por ejemplo, el jabón del lavavajillas) limpiaremos tanto por fuera como por dentro.
Uno de los problemas más comunes con nuestra nevera y que nos afectan diariamente son los malos olores, pero evitarlo es mucho más sencillo de lo que creemos, pues tan solo necesitamos un pequeño cuenco con un poco de bicarbonato, que tendremos que dejar en el interior del mismo de forma permanente.
Ya tenemos el interior controlado y le hemos echado el freno a los malos olores, así que toca revisar las juntas y la parte de atrás del frigorífico. En el caso de las juntas, podemos emplear una mezcla de agua y lejía, aplicada con un cepillo de dientes. Además, en cada limpieza podemos aprovechar para revisar si estas se encuentran en buen estado, si encajan bien... porque de lo contrario podría suponer pérdidas de energía y deterioro del frigorífico. Además, la solución es sencilla, ya que tan solo tendríamos que acudir a una tienda de repuestos para electrodomésticos y sustituirla por una nueva.
Por último, cada cierto tiempo es recomendable retirar la nevera de su sitio y aspirar bien el posible polvo acumulado, teniendo cuidado con las zonas más delicadas. Así, aprovechamos este último consejo para recordar que, si queremos garantizar la durabilidad de nuestra nevera, es recomendable dejar un poco de espacio a los lados, el fondo y la parte superior de la nevera, para garantizar que el aparato no acumule el aire caliente en su interior.
- Para finalizar, debemos evitar que el frigorífico acumule escarcha en la parte trasera y, para ello, de vez en cuando es recomendable descongelar el mismo, sacando previamente todos los alimentos. Aunque otra posible vía más rápida, aunque menos recomendable, es introducir un cazo de agua caliente, que deshaga el hielo acumulado, de forma que sea fácil retirarlo.
2. Adquirir recambios para frigoríficos
Por muy bien que tratemos a nuestro frigorífico, es inevitable que el tiempo y el uso hagan surgir pequeños desgastes: puertas que no encajan, tiradores rotos, juntas desgastadas, cierres partidos, cajones con alguna rotura... Sin embargo, estamos de suerte porque la mayoría de estos problemas se pueden resolver fácilmente con repuestos para nevera, que podemos encontrar en tiendas como Todo Repuestos Electro. Además, detectar y solucionar a tiempo el problema impedirá que el deterioro vaya a más.
De esta forma, si tu viejo frigorífico, ese que tan buenos resultados te ha dado durante tantos años, empieza a fallar en algo, ¡no corras a sustituirlo por otro! Seguramente tenga solución, ya que en este tipo de páginas podemos encontrar todo tipo de repuestos para frigoríficos: juntas, tiradores de nevera, bisagras, bombillas, filtros, motor ventilador, rejillas de ventilación, cajones para nevera...
¿Y qué pasa con los alimentos?
Una vez visto esto, nos preguntamos..., ¿qué es lo que realmente buscamos en un buen frigorífico funcional? Que mantenga nuestros alimentos frescos y en buen estado, ¿verdad? Pues, para ello, además de seguir los consejos antes mencionados, debemos tener en cuenta algunas claves sobre la colocación de los mismos:
- La zona más fría de la nevera es la baja y, por ello, es donde normalmente van los cajones destinados a la fruta y la verdura, ya que suelen ser productos que se deterioran más rápido. Además, es recomendable sacarlos de las bolsas, para que duren más tiempo.
- Siguiendo la teoría anterior, las bandejas inferiores deberán ir destinadas a la carne y el pescado, que tenemos que guardar en envases.
- La puerta y las baldas superiores suelen ser las zonas menos frías y, por ello, en ellas guardaremos productos que necesitan menos el frío, como son los huevos, las salsas, las bebidas, los productos envasados...
- Por último, las bandejas del medio irán destinadas a alimentos que, sin depender demasiado del frío, sí necesitan estar refrigerados: leche, quesos, embutidos...