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La conservación adecuada de los alimentos en el frigorífico es una práctica esencial que a menudo pasa desapercibida, pero su importancia es innegable.
Una cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias se deben a una inadecuada refrigeración, ya que los microorganismos patógenos se reproducen con gran rapidez si se encuentran a una temperatura templada. En este artículo, exploraremos la relevancia de mantener una refrigeración adecuada y cómo garantizar que tus alimentos estén seguros en la nevera.
La ciencia de la refrigeración
Para comprender la importancia de conservar bien los alimentos en el frigorífico, primero debemos sumergirnos en la ciencia detrás de la refrigeración.Las temperaturas bajas ralentizan e incluso detienen el crecimiento de los microorganismos, lo que es esencial para evitar infecciones e intoxicaciones alimentarias. El frigorífico se convierte en una fortaleza que protege nuestra comida de posibles amenazas microscópicas.
Temperaturas óptimas para la conservación
Las temperaturas ideales para almacenar alimentos en frío son una guía fundamental.En el congelador, por ejemplo, debemos mantener todo por debajo de los -18 ºC para preservar la calidad y seguridad de los alimentos durante un tiempo prolongado.
En la nevera, las carnes y pescados deben mantenerse entre 1 y 4 ºC, mientras que el resto de los alimentos deben estar entre 5 y 8 ºC. Aquí, es esencial recordar que la zona más fría de la nevera es aquella que está en contacto con el congelador.
En los frigoríficos tradicionales, esta zona se encuentra en la parte superior, mientras que en los modelos combi, suele estar cerca de los cajones para las verduras o justo encima de ellos.
Para garantizar que tu frigorífico esté funcionando a la temperatura adecuada, una práctica inteligente es colocar un termómetro en un vaso con agua dentro de la nevera. Colócalo en la balda donde guardes la carne y el pescado. Esto te permitirá monitorear la temperatura de manera efectiva y tomar medidas si es necesario.
Además, asegúrate de mantener el burlete de frigorífico en buen estado, ya que un sello hermético es esencial para evitar que el frío se escape y los alimentos se deterioren.
Desde la tienda a tu nevera
Cuando compras alimentos refrigerados, debes ser consciente de algunas precauciones.Fíjate en la temperatura del expositor en la tienda, ya que a veces está por encima de lo recomendado. No debería superar los 7 u 8 °C para la mayoría de los alimentos y de 2 a 4 °C para productos sensibles, como las carnes picadas o los pasteles de nata (crema de leche) o crema.
Además, ten cuidado con los productos que se venden refrigerados pero que no necesitan realmente estar en una cámara frigorífica. Puedes identificar esto en la etiqueta, donde el fabricante tiene la obligación de indicar si se requiere frío.
Al hacer la compra, una buena estrategia es primero adquirir los alimentos que no necesitan refrigeración, luego los refrigerados y, por último, los congelados.
Además, considera solicitar que algunos productos frescos se envasen al vacío si planeas consumirlos a medio o largo plazo, como los embutidos o quesos. Mantener una cadena de frío sin interrupciones es esencial para garantizar la seguridad alimentaria.
La compra en casa
Una vez que llegas a casa con tus compras, es fundamental seguir ciertas pautas para conservar bien los alimentos en el frigorífico.Primero, coloca los alimentos congelados en el congelador para evitar que se descongelen antes de tiempo. Luego, organiza los alimentos frescos en la nevera de manera estratégica.
Guarda las carnes, pescados y platos preparados en la zona más fría del frigorífico, generalmente en el estante superior si tienes un frigorífico tradicional o cerca de los cajones de verduras si tienes un modelo combi. De esta manera los alimentos están a salvo de las fluctuaciones de temperatura.
Para mantener la higiene y evitar que los olores se mezclen, es importante guardar los alimentos tapados. Asegúrate de poner los productos con fecha de caducidad o consumo preferente más próxima al frente y los demás más al fondo, de esta forma, se reduce el desperdicio de alimentos.
La revisión regular de los alimentos en la nevera es esencial. Si ves algún producto que ha superado su fecha de caducidad, tiene moho o muestra signos de deterioro, es mejor desecharlo de inmediato.
El mantenimiento adecuado de la nevera, incluido el reemplazo de los repuestos de frigorífico y el cuidado del burlete, garantiza un funcionamiento eficiente y prolonga la vida útil del electrodoméstico.
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¿Qué hacemos con las sobras de comida?
La forma en que gestionamos las sobras de comida también es crucial para mantener la seguridad alimentaria.La cuestión de si debemos o no introducir alimentos calientes en la nevera ha generado un debate recurrente. A menudo se ha transmitido la idea de que es necesario esperar a que los alimentos se enfríen antes de guardarlos en el refrigerador. Sin embargo, la realidad es que este enfoque no es necesario y puede incluso ser desaconsejado.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recomienda, de hecho, que los alimentos calientes se almacenen en el frigorífico tan pronto como se termine de cocinar, siempre y cuando no se vayan a consumir de inmediato.
La razón detrás de esta recomendación radica en la seguridad alimentaria. A temperatura ambiente, los alimentos pueden convertirse en un caldo de cultivo para bacterias nocivas, ya que estas pueden multiplicarse rápidamente en estas condiciones.
Es importante enfriar los alimentos de manera eficiente para evitar que las bacterias se reproduzcan. Para lograrlo, la FDA sugiere enfriar los alimentos antes de que transcurran dos horas desde su preparación. También se recomienda distribuir la comida caliente en recipientes más pequeños en lugar de en uno grande, ya que esto acelera el proceso de enfriamiento.
Ahora bien, ¿cómo afecta esto al funcionamiento del frigorífico y su consumo de energía? Cuando introducimos alimentos calientes en el refrigerador, la temperatura interna del mismo puede aumentar de manera significativa. Esto se traduce en un desequilibrio en el sistema de refrigeración, lo que puede afectar a otros alimentos almacenados en su interior. Además, la proximidad de alimentos calientes puede calentar los productos cercanos, lo que no es deseable.
En términos de consumo energético, la temperatura ambiente también juega un papel crucial. El frigorífico utiliza un termostato para mantener la temperatura en el rango deseado, como por ejemplo entre 3ºC y 5ºC. Cuando la temperatura en el interior aumenta, el termostato activa el compresor para enfriar y consume energía de la red eléctrica. El aumento de temperatura debido a alimentos calientes puede forzar al compresor a trabajar más, lo que, a su vez, incrementa el consumo de energía.
Por lo tanto, es importante no sobrecargar el frigorífico y asegurarse de que esté ubicado en un lugar alejado de fuentes de calor como hornos o radiadores, así como de la luz directa del sol. Además, se recomienda mantener el área alrededor de los alimentos recién almacenados en el frigorífico lo más despejada posible para permitir una circulación de aire eficiente y favorecer un enfriamiento rápido.
La clave está en equilibrar la seguridad alimentaria con la eficiencia energética.
Los alimentos que permanecen abiertos en la nevera durante un período prolongado deben manejarse con precaución. Evita utilizar las manos sucias o utensilios que hayan estado en contacto con otros alimentos para servir productos como la mayonesa o la mantequilla. La contaminación cruzada es un riesgo real que debemos prevenir.
Si no tienes la certeza de que consumirás un alimento pronto, considera congelarlo para preservar su frescura. Asegúrate de anotar la fecha en que lo congelaste para un seguimiento adecuado.
Duración de los alimentos en la nevera
Es fundamental conocer la duración de los alimentos en el frigorífico para evitar el desperdicio y garantizar que consumimos productos seguros. Aquí hay una tabla que muestra la duración típica de algunos alimentos comunes en la nevera y el congelador:Frigorífico:
Filetes de ternera: 2-4 díasPollo o pavo: 1-2 días
Chuletas de cerdo: 2-4 días
Carne picada: 1-2 días
Salchichas frescas: 1-2 días
Lata de salchichas (abierta): <=1 semana
Fiambre y embutidos: 3-6 días
Huevos: <=3 semanas
Yema o clara de huevo: 2-4 días
Mayonesa (tarro abierto): <=1 mes
Platos preparados: 2-4 días
Salsas y caldo de carne: 2-3 días
Sopas: 2-4 días
Pan: No
Mantequilla: 3-4 semanas
Pescado blanco: 1-2 días
Pescado azul: 1-2 días
Leche fresca abierta: 1-2 días
Leche UHT: 3-4 días
Alimentos ultracongelados: No
Congelador:
Filetes de ternera: 6-12 mesesPollo o pavo: <=12 meses
Chuletas de cerdo: 4-6 meses
Carne picada: 3-4 meses
Salchichas frescas: 1-2 meses
Lata de salchichas (abierta): No
Fiambre y embutidos: 1-2 meses
Yema o clara de huevo: <= 12 meses
Pan: 3-6 meses
Mantequilla: 6-8 meses
Pescado blanco: 6 meses
Pescado azul: <=3 meses
Leche fresca abierta: <=3 meses
Leche UHT: No
Alimentos que no necesitan nevera
Aunque la refrigeración es esencial para muchos alimentos, algunos pueden prescindir de ella. Aquí hay algunas recomendaciones para el manejo adecuado de alimentos que no necesitan nevera:Aleja los alimentos de la luz y del calor, manteniéndolos a unos 17 ºC.
Evita colocar los alimentos en contacto directo con el suelo para prevenir la exposición a insectos y otros animales no deseados.
Guarda los alimentos lejos de productos de limpieza para evitar la contaminación.
Revisa regularmente las fechas de caducidad y coloca los productos más cercanos a expirar al frente para evitar que se estropeen en el fondo de la despensa.
Presta especial atención a las especias, ya que con el tiempo pueden perder aroma y sabor. Comprar botes pequeños es una estrategia efectiva.
Cierra con una pinza las bolsas de arroz, pasta, harina, etc., después de abrirlas. Si el paquete original se ha roto, transfiere su contenido a un recipiente limpio con tapa. De esta manera, se evita que entren suciedad e insectos en los alimentos no refrigerados. La refrigeración no solo prolonga la vida útil de nuestros productos alimenticios, sino que también juega un papel vital en la prevención de enfermedades transmitidas por alimentos. Así que, la próxima vez que abras tu nevera, recuerda la importancia de mantener todo en orden y en las condiciones adecuadas. Tu salud y la de tu familia dependen de ello.
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