El secreto reside en respetar ciertas normas de cocina, como las cantidades indicadas en la receta, la temperatura del horno, el molde y los utensilios necesarios. En el caso de la batidora, los aparatos con varillas son los más adecuados (en lugar de las batidoras de hélice) ya que introducen aire en la base para que gane volumen y esponjosidad.
- Los bizcochos y los bollos resultan más esponjosos si se emplea harina para repostería y se pasa por un colador para tamizarla. Para conseguir una masa esponjosa, hay que batir los huevos hasta que adquieran la consistencia necesaria para soportar el peso del resto de ingredientes. A esta mezcla se añade la harina tamizada, que se disuelve con la ayuda de una espátula.
Si se utiliza una batidora, el volumen del bizcocho bajará. En todo caso si se quiere utilizar la batidora sería la de hélice como lo dije anteriormente.
Bizcochos demasiado altos en el centro: Eso es que tu horno tiene más temperatura de la que debiera. Que salga algo de montañita es normal pero si es muy exagerada no. Debes ir bajándola hasta conseguir el calor adecuado. Cuando se quieran agregar trozos de fruta a la masa, conviene pasarlos antes por harina para evitar que queden en el fondo.
Bizcochos hundidos en el centro: Tu horno tiene menos temperatura de la que debiera, súbela y corrige la receta para la próxima vez. Los bizcochos a los que se integran claras batidas, mejor es dejar solo calor abajo los primeros minutos y comprobar que sube planito, luego encender también la parte de arriba. Así se consigue que la masa no se "asuste".
Se me quema por arriba: es fácil solucionarlo, cubre la parte superior dentro del horno con papel de horno. Otra opción es que tengas la bandeja del horno mal colocada, prueba a bajar una altura, con eso a lo mejor lo arreglamos. El horno: recuerda precalentarlo siempre, esto es muy importante. Yo siempre horneo los bizcochos a 170ºC, no más.
Cuándo puedo abrir la puerta del horno: No se te ocurra abrir el horno antes de que pasen 30 minutos o 2/3 partes del tiempo de cocinado si no quieres estropear tu bizcocho.
Cuándo se que el bizcocho está hecho: puedes usar el viejo truco de clavar un palito -yo tengo una brocheta guardada para este fin-, también vale una brocheta de madera o simplemente un cuchillo. Si sale húmeda, es que le falta cocción y si sale seca es que tu bizcocho está completamente cocido. Si no tienes brocheta, fíjate que los bordes del bizcocho, seguro que ya se separan un poco del molde… esto indica que está hecho.
Cuando sacar el bizcocho del horno: yo lo retiro inmediatamente porque el calor hará que este se vaya secando. Lo paso a una superficie sin desmoldar todavía. Esperaré a que temple y lo desmoldaré cuando ya no me queme.
El bizcocho está seco al sacarlo del horno: el truco es envolverlo en film transparente. El calor hará que se produzca humedad y este lo absorverá. ¿A que no lo sabías?
Desmoldar: es importante no desmoldar inmediatamente. Hay que esperar a que deje de estar caliente -que no queme- y desmoldar sobre una rejilla. Si el bizcocho ha quedado con “copete”, yo lo desmoldo dándole la vuelta para que este se aplaste. Sí aún así no se aplasta le corte el copete para nivelarla. Si no quieres que la rejilla quede marcada en el bizcocho, cúbrela con papel de horno o con albal.
Como conservarlo: yo suelo ponerlos envueltos en film transparente. Los bizcochos también puedes congelarlos metiéndolos ya partidos en tus bolsas de congelación, así tienes las raciones listas. Descongélalos en la nevera la noche anterior… si tienes prisa déjalos fuera o tira de microondas.
Espero que les haya gustado y lo pongáis en práctica...
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Gracias!!!!