Esta pasta se puede comprar ya preparada en muchas tiendas de alimentación o repostería pero, como la mayoría de alimentos que consumimos, resulta mucho más deliciosa y agradable tanto al tacto como a la vista si la preparamos de forma casera o artesanal.
Al ser un producto mayormente utilizado en repostería profesional, muchos piensan que es complicado de hacer, pero en realidad es bastante simple. Solo hay que usar los ingredientes adecuados y seguir la receta al pie de la letra controlando bien las cantidades y el método de preparación.
Ingredientes
750 gramos azúcar glass
50 mililitros agua fría
1 sobre gelatina neutra (sin sabor)
125 mililitros glucosa líquida (para repostería)
1 cucharada glicerina (para repostería)
1 cucharadita esencia o aroma al gusto
Unas gotas colorante alimentario líquido al gusto
Instrucciones
Primero ponemos el azúcar glass en un bol grande y le damos la típica forma de volcán dejando un agujero en el centro.
Vertemos el agua fría en una olla pequeña sin ponerla al fuego, añadimos el sobre de gelatina neutra y dejamos que absorba el agua. Después la ponemos a fuego lento unos minutos hasta que la gelatina se diluya del todo, pero controlando que no llegue a hervir.
A continuación incorporamos la glucosa, la glicerina, la esencia elegida (yo he usado vainilla y queda muy bien) y removemos un poco hasta que se mezclen bien todos los ingredientes, siempre manteniendo el fuego muy bajo y sin que hierva.
Una vez que tengamos está preparación líquida, la vertemos en el bol con el azúcar y vamos removiendo con una cuchara de palo hasta que la masa formada coja un poco de consistencia como para poder amasarla a mano.
Continuamos amasando con las manos y, si fuera necesario, añadiremos un poco más de azúcar glass hasta que la masa tenga una consistencia suave, fácil de moldear y un poco elástica, pero no pegajosa.
En este punto la masa obtenida será completamente blanca, si queremos darle color le añadiremos directamente unas gotas del colorante alimenticio que elijamos y seguiremos amasando hasta que la masa coja el color de manera uniforme.
Lo siguiente será hacer una bola con la masa, cubrirla bien con papel film y dejarla reposar en la nevera un mínimo de 12 horas.
Una vez pasado el tiempo de reposo, el fondant se puede trabajar fácilmente. Para ello debemos espolvorear una pizca de azúcar glass sobre una superficie lisa y extenderlo con ayuda de un rodillo hasta dejarlo con un grosor uniforme de entre 3 y 5 milímetros.
Entonces podemos cubrir la tarta (es recomendable que la tarta tenga una capa fina de ganaché de chocolate o buttercream antes de cubrirla con el fondant, ya que así se disimularán las marcas o imperfecciones del bizcocho y el resultado final será una tarta perfectamente lisa).
Para hacerlo, enrollamos el fondant con mucho cuidado en el rodillo y lo desenrollamos sobre la tarta, luego con mucho cuidado lo adaptamos a la forma de la tarta con las manos, cortamos la parte sobrante con un cuchillo afilado y decoramos al gusto.
También podemos usar un cortapastas o un cuchillo muy fino y afilado sobre la masa extendida para hacer las figuras que queramos o modelar a mano figuras en 3D.
Notas de la receta
El fondant se suele utilizar para cubrir y decorar tartas, pero también se puede usar para la decoración de cupcakes o para crear figuras en 3D que luego colocaremos sobre nuestros postres.
La entrada Fondant para cubrir y decorar tartas aparece primero en Recetas caseras y ricas | Aprende a cocinar.