Domingo, 13:30 horas, Malasaña
Este barrio, antiguo, muy antiguo, surcado por calles estrechas y castizas, fue cuna y poso de la Movida madrileña y por consiguiente tuvo lo mejor, y lo peor, de la misma.
El pueblo de Madrid se expresa en sus calles
Con el tiempo el barrio ha cambiado muchísimo, pero siempre en una misma dirección, ser el EastVillage, o el Camdem town de Madrid, ósea, en castizo.
Por sus calles puedes encontrar pubs irlandeses, restaurantes etíopes, rusos, mejicanos o típicos de Nueva Orleans. Puedes asistir a un mercadillo improvisado en plena calle, recibir clases de redes sociales para jubilados en una casa "okupada" o tomarte un vermú de grifo en tabernas de más de cien años en las que conviven clientes de tres generaciones y diez o doce países diferentes.
Un bar sueco en Malasaña
Y claro, tenía que ser en Malasaña dónde encontráramos una tienda de productos griegos y, a la vez, restaurante informal.
El local no puede estar mejor situado y el escaparatismo es magnífico, digamos que es imposible pasar a su lado y no entrar.
¿Y qué encontramos dentro?, pues un impresionante surtido de productos gourmet (y de los otros) que no son fáciles de encontrar en otros lugares, al menos no todos juntos. Algunas de las cosas son realmente sorprendentes, como tahine con cacaoo con naranja. Incluso tienen dolmadas de arroz en conserva (además de hojas de parra, aunque estas últimas son fáciles de encontrar a mejor precio en tiendas de productos del este, rumanos, e incluso en grandes superficies).
Tienen quesos como el Halloumi, panes, yogures de todo tipo y claro, vinos griegos.
Y ahora hablemos del precio. La mayoría de los productos se venden a unos precios realmente altos, si bien es cierto que está justificado por su rareza, pero que quede claro, que nadie espere encontrar un chollo.
También dispone de comida preparada lista para llevar con muy buen aspecto que también puedes comerte allí mismo y una barra con tartas, bizcochos, cafés y licores. Los camareros son simpáticos y serviciales, pero los que estaban el domingo pasado, del mundo del café griego no sabían mucho, porque después de servirme un frappetuve que pedir que me echaran hielo, ¡porque no llevaba!.
En definitiva, si te pasas por Madrid, pásate por Malasaña y visita esta tienda, merece la pena aunque sólo sea por curiosear entre sus estantes y seguro que encuentras algo que te interese. Nosotros nos hicimos con 500 gr. de yogur griego (nunca encontraré los "bidones" de 5 litros del espectacular yogur que comíamos en Estambul, pero esto sirve de consuelo) y una botella de vino de Santorini. Por cierto, el vino en esta tienda, está más barato que en Grecia, al menos que en las tiendas de Atenas que yo visité, claro, que también el aceite está más barato, al fin y al cabo, creo que Atenas es la ciudad más cara que he visitado (desde el punto de vista de un gastroaficionado).
Cuando abramos este vino de Santorini, os hablaré de el, de una auténtica rareza, pues no es sencillo elaborar vino en una tierra en la que hace calor o mucho calor (o incluso muchísimo).
Y hablando de Grecia os dejo con la más grande en un tema épico que cierra siempre sus conciertos, como pudimos comprobar en Madrid, dónde la colonia griega terminó cantando, desplegando banderas griegas y bailando encima de los asientos del teatro con este tema. ¡Sube el volumen y a bailar!.