Como ya sabéis me encantan los unicornios y todos esos tonos pastel. No lo puedo resistir, es ver algo en tonos pastel y morir de amor y con estos helados me pasó lo mismo que con mi tarta de cumpleaños de unicornio.
Lo sé, tengo 33 años para 34, pero soy de las que piensa que nunca hay que dejar de ser un niño. Si lo olvidamos o no le hacemos caso, la vida puede ser realmente aburrida.
Así que aquí estoy con una receta supercolorida para este veranito, un helado de vainilla, fresa y chicle muy cremosos y lo mejor de todo, es que no necesitamos heladera para hacerlo.
Si por algún caso tenemos heladera, pues mejor, porque lo tendremos listo en menos tiempo, será más cremoso y podremos mezclar los colores sin tener que ponerlos en táperes separados, pero si no, no pasa nada.
Este año el verano en Alemania está siendo un poquito descafeinado. Supongo porque me he criado en un pueblo costero, en el cual, el verano se notaba muchísimo y se vivía muchísimo. Y aquí entre que un día hace 11 grados, otro llueve y el que hace calor, es demasiado agobiante.
No sé, como que no tengo la sensación de verano.
Si no fuese porque este año me he hartado a hacer helados para el blog, no se notaría mucho el verano. Eso sí como este verano ninguno. ¡Menudos helados ricos!
Que si helado tipo Mágnum de galletas Lotus, que si helado tipo Mágnum de Snickers, que si helados de donuts saludables… Madre del amor hermoso.
Cada año me digo; Ok, Noe, te has superado. Estos helados están de vicio y resulta que llega el siguiente verano y vuelvo a descubrir nuevos sabores que me enamoran.
En fin, cosas de la vida.
Espero que disfrutéis mucho de este helado de vainilla, fresa y chicle.
Mil besos
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