Comparto una receta riquísima y muy fácil de hacer, una lasaña sin pasta, elaborada a partir de capas de berenjena alternadas con espinacas y requesón, y todo ello bañado con una bechamel al ajo y salsa de tomate con especias. En definitiva, estamos ante un plato delicioso con el que estoy seguro que triunfarás.
Hacer esta lasaña vegetariana puede tomar su tiempo, y espero que esto no te desanime. Créeme que el resultado merecerá la pena.
Presta atención a los truquillos que voy a dar. Además, no te pieras la última parte de la entrada, donde hablaré brevemente del requesón, para aclararte qué es exactamente este alimento.
Ingredientes:
2 berenjenas grandes
200 g de espinacas congeladas
250 g de requesón (1 tarrina)
1 yema de huevo
1 taza de tomate frito + condimentos (pastilla de caldo de ave concentrado, albahaca, orégano y tomillo)
Bechamel al ajo (1 ajo, 1-2 cuch. de mantequilla, 1 cuch. de harina, 2 vasos de leche, sal y nuez moscada)
Queso para fundir (al gusto)
Aceite de oliva, sal, pimienta negra y nuez moscada
Preparación de la lasaña de berenjenas con espinacas y requesón
1. Precalentamos el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo. Mientras, cortaremos las berenjenas (primero, haremos un corte transversal, dividiendo a la berenjena en dos; segundo, haremos láminas de unos 5 mm de grosor). Colocaremos estas láminas en la bandeja del horno, añadiremos sal y las dejaremos "sudar" unos 10 min.
2. Descongelaremos las espinacas en el microondas a potencia máxima 5 min. Dejamos enfriar y las escurrimos muy bien, ayudándonos de papel de cocina para eliminar la mayor parte de agua posible. Reservamos en un bol.
3. Secaremos el agua (con papel de cocina) que hayan soltado las berenjenas. Con una brocha de cocina las pintaremos con aceite de oliva y las meteremos al horno, dejándolas hasta que cojan algo de color.
4. A la vez que se hacen las berenjenas en el horno, haremos dos cosas: primero, mezclar las espinacas con el requesón, la yema de huevo, un poco de sal, pimienta y nuez moscada; segundo, mezclar la salsa de tomate frito con un poquito de cada condimento. En este momento, ya se habrán dorado las láminas de berenjena, por lo que las sacaremos y dejaremos enfriar, mientras que hacemos la bechamel al ajo.
5. Para hacer la bechamel al ajo, colocaremos en un cazo la mantequilla, y cuando se derrita, le añadimos un ajo rallado. Dejaremos pasar solo unos segundos antes de añadir la harina. Tras ello, removemos bien e incorporamos un vaso de leche templada. Mezclamos con una varilla para que no queden grumos, y cuando esté la mecla homogénea incorporaremos el otro vaso de leche, y un poco sal y nuez moscada. La dejaremos en el fuego sin dejar de agitar durante 5 min aprox, hasta conseguir una bechamel "ligerita".
6. Ya tenemos todos los ingredientes para hacer nuestra lasaña. Cogeremos un recipiente para horno (el que yo usé es de 16 x 22 cm), pondremos un poco de bechamel en el fondo, y a continuación las siguientes capas: berenjena, mezcla de espinacas y requesón, salsa de tomate y capa fina de bechamel...así tantas capas como quieras hasta acabar con una capa de berenjena y bechamel.
7. Añadiremos por encima queso para que se funda (yo en este caso rallé un poco de queso curado de cabra de La Alpujarra) y meteremos al horno: 180 ºC con calor abajo durante 30 min y gratinador hasta que se dore. Dejamos reposar y ¡a comer!.
El requesón, un gran derivado lácteo algo desconocido
El requesón, o también denominado ricota, es un derivado lácteo que se obtiene a partir de la coagulación del suero producido en la elaboración de queso. En España, se suele producir exclusivamente a partir de suero de leche de vaca. No obstante, he podido comprobar como en otros países (p. ej. EE UU) añaden leche entera o nata (crema de leche) para darle otra textura (evidentemente su valor nutricional cambiará respecto a nuestro requesón).
Es un alimento rico en proteinas (10 g/100 g). Las más abundantes, la lactoglobulina y la lactoalbúmina, son de una calidad nutricional excelente, reuniendo todos los aminoácidos esenciales. Además, por cada 100 g aporta la mitad de grasa que la misma porción de queso fresco, por lo que es muy recomendado para las dietas bajas en calorías.
En cocina, podemos emplearlo tanto en recetas saladas (como la de hoy) como en postres, sustituyendo a los quesos tipo crema o natas, y rebajando así la cantidad de calorías.
¿Te animas a probar el requesón?
¡Espero que te haya gustado este post! Cualquier pregunta, no dudes en dejarme un comentario aquí o en mi página de Facebook. ¡Hasta otra!
Tomás García Cayuela
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¡Hola, bienvenid@ a mi blog! Me llamo Tomás y soy Investigador en Ciencias de la Alimentación, Blogger Gastronómico y Social Media Manager. Aquí encontrarás mucha cocina, un poquito de ciencia y un muchito de cultura gastronómica. Recuerda, ¡saber más para comer mejor!