Creo que esta sensación la sienten todos aquellos que viven lejos de su país, sentir un aroma que te trasporta directamente al lugar donde naciste, sabes que es imposible que sea verdad pero esa vocecita en la cabeza te dice que puede existir una posibilidad, vas tarde al trabajo pero quizás si tus sospechas no fallan y en ese lugar venden lo que te imaginas, el regaño se torna insignificante, no puedo describir la emoción y el ansia que sentí entrando por esa puerta... croissant, focaccia, pizza, pan, y los pandebonos nada.
Creo que pretendí mucho al entrar a una panadería italiana y esperarme descaradamente de encontrar los pandebonos, el día automáticamente se convirtió en una pesadilla, así que cuando por fin logre preparar estas delicias en casa por un segundo tuve la intención de llevarlos aquel sitio y exigirles que lo incluyeran en su recetario.
Estas masitas son deliciosas el queso le dona ese gusto difícil de olvidar.
INGREDIENTES:
250g harina de maíz (harina p.a.n)
125g almidón agrio
100g mantequilla
1 huevo
2 cucharadas de azúcar
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de polvo de hornear
250g de queso campesino (yo use primo sale, en ausencia mozzarella)
leche (aproximadamente unos 150ml)
Lo primero que hacemos es pasar el queso por un procesador, en un recipiente agregamos todos los ingredientes excepto la leche que iremos uniendo a medida q vamos amasando para evitar agregar mayor cantidad de la necesaria.
Mezclamos hasta obtener una masa suave y homogénea, tomar pociones que alargaremos como una cuerda y uniremos los extremos para formar rosquillas o si se prefieren se arman bolitas, las disponemos en una bandeja de horno cubierta con papel de horno.
Hornear 180° por 20 minutos o hasta que estén ligeramente dorados.