Por RecetasDeSara.com, 5 julio, 2014
Ideal para acompañar con salsas de quesos y de verduras de temporada.
Tiempo Total: 60 minutos
Tiempo elaboración: 60 minutos
Raciones: 1 persona
Ingredientes:
Harina - 100 gr
Huevo - 1
Espinacas frescas - 40 grElaboración:
Lo primero de todo preparemos el jugo de las espinacas o, mejor dicho, la clorofila. Hay que tener un poco de paciencia pero haciendo esto el resultado vale la pena; ya que si hiciéramos un simple puré con ellas, nos podríamos encontrar posibles fibras de la verdura.
Para ahorrarnos trabajo en futuras ocasiones también podemos hacer más cantidad y dividir en paquetitos con papel film y guardar en el congelador. Yo hago tandas de 150 gr de espinacas frescas, que me dan como resultado 4 porciones de 10 gr de clorofila aproximadamente.
Para extraer la clorofila de las espinacas trituraremos las hojas frescas ayudándonos con un poco de agua y esta pasta la ponemos en un trapo limpio de algodón o en una gasa (también servirían los filtros de usar y tirar de café pero aviso que debido al líquido se van rompiendo al estrujar, por lo que habría que ir añadiendo nuevas capas de filtro). Estrujamos bien fuerte el trapo o gasa para sacarle todo el jugo que iremos escurriendo directamente en un cazo, la pasta la desecharemos. Ahora ponemos el cazo con el jugo al baño maría y poco a poco veremos cómo se separa el agua de una sustancia más consistente, y lo que estamos viendo no es otra cosa más que la coagulación de la clorofila. Como ésta tiende a flotar la iremos recogiendo con cuidado con una cuchara y la depositamos en papel vegetal habiendo colocado debajo de éste papel absorbente (no debemos poner la clorofila directamente en el papel absorbente porque sino se quedará pegada). Y ya la tenemos lista para usar. Si no vamos a usar toda la podemos congelar, debiendo sacarla del congelador unos minutos antes de usarla para que esté blanda.
Para conseguir una buena masa de pasta fresca hay que calcular siempre un huevo por 100 gr. de harina, por lo que partimos de esta sencilla proporción para hacer más o menos cantidad según los comensales.
Es importante no añadir aceite, ya que de este modo conseguiremos que la pasta absorba todo el sabor de la salsa que le incorporemos después. Y en cuanto a la sal, ya se la añadiremos en el agua de cocción.
Y dicho esto explicaré esta sencilla receta.
En un bol ponemos la harina formando un volcán, y en el hueco vertemos el huevo que habremos batido previamente con 10 gr de clorofila de espinacas.
Con la ayuda de un tenedor vamos mezclando los dos ingredientes, y cuando se pueda amasar, la pasamos a una superficie enharinada y empezamos a trabajar la masa con las manos durante aproximadamente 5 minutos rectificando de harina si viéramos que se pega en las manos (pero normalmente no es necesario).
El modo de amasado es muy fácil, cogemos la bola de masa y la estiramos hacia delante con la base de la palma de las manos, la doblamos por la mitad y repetimos este sencillo proceso hasta conseguir una masa elástica de tacto y aspecto fino.
Tras acabar el amasado hacemos una bola con la masa, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en el frigorífico durante media hora. Después de este tiempo podemos incluso congelar la masa durante unos 2 meses para tenerla lista cuando queramos.
Pasada esa media hora de reposo ya podemos darle la forma que queramos. Para trabajarla mejor cortaremos la bola en cuatro partes que iremos espolvoreando con harina para evitar que se pegue. A partir de aquí hay dos maneras de continuar: manualmente o con máquina.
Para darle forma manualmente estiraremos la masa con un rodillo, dejándola con un grosor de unos 2 milímetros. Con este paso es suficiente para conseguir láminas de lasaña que sólo habrá que recortar por los bordes para dejarlos rectos. Si queremos hacer pasta de cintas, sólo tenemos que hacer un rollo con la lámina y con un cuchillo bien afilado ir cortando según la anchura deseada, por ejemplo, si queremos tagliatelle, lo haremos cada 5 milímetros.
Para aquellos que tengan la máquina, la mejor forma de trabajar la masa es coger uno de los trozos y pasarlo por los rodillos en su mayor abertura, lo doblamos por la mitad y lo volvemos a pasar. Esto lo repetiremos 3 veces consiguiendo así el ancho de los rodillos. A partir de aquí iremos reduciendo la abertura de los rodillos hasta conseguir el grosor de masa deseado (a mi me gusta dejarla al número 5). Teniendo ya la lámina, ponemos el accesorio de cortar y formamos los tagliatelle o tallarines.
Ya sea con máquina o con el rodillo, según vayamos haciendo las láminas las dejaremos colgadas para evitar que se peguen (te puede servir incluso una percha limpia para esto). Insisto que hay que ir espolvoreando con harina durante el proceso porque si no quedarán bolos de pasta.
Una vez cortada toda la pasta no hay porque esperar más para cocinarla. Para cocerla basta con poner una olla grande con abundante agua con sal, para la medida que preparamos en esta receta utilizaremos unos 2 litros de agua y media cucharada sopera de sal, y cuando arranque a hervir introducimos la pasta durante sólo 2 minutos, ni uno más para conseguir que quede al dente, y escurrimos.
Ahora sólo quedará añadir una buena salsa de quesos o de verduras de temporada. Buon appetito!
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