El verano es lo que tiene, calor, playa, helados y ¡Mojitos! Esto de los mojitos es toda una cultura, hay quien usa la hierbabuena entera, hay quien sólo usa las hojas. Hay quien usa azúcar blanco y también están los detractores que no; lo que se usa es azúcar morena porque en cuba el azúcar no es tan refinado como aquí y queda un sabor más parecido al original. Luego está el tema del ron... Yo aquí ya no me meto. Cada uno que use el que quiera o tenga en casa eso sí si nos ponemos en plan sibarita Havana club 3. La proporción con respecto al ron también varia en función del consumidor y cuidado porque parece que no pero sube bastante, así que no le echéis mucho ron si no queréis cogeros una borrachera comiendo heladitos... Si queremos hacer la receta aún más auténtica usaremos las limas partidas en cuartos para majarlas con el azúcar, la hierbabuena y los demás ingredientes para dejarlos infusionar de un día para otro en la nevera antes de congelarlos.
Ingredientes:
500 ml de sifón o soda.
350 g de azúcar blanco.
100 ml de ron blanco.
El zumo de 4 limas.
20 hojas de hierbabuena fresca.
Preparación:
En un mortero ponemos la hierbabuena y el azúcar para majar estos dos ingredientes.
Le añadimos el ron y machacamos un poquito más.
En una jarra mezclamos el zumo de las 4 limas, la soda o sifón.
Vertemos la mezcla majada en la jarra de zumo con soda y removemos bien para mezclar todos los ingredientes y que se disuelva el azúcar.
Pasamos la mezcla por un colador para retirar los trocitos de hierbabuena y lo vamos repartiendo en los moldes de los polos.
Cubrimos los moldes con un poco de papel de aluminio y en el centro de este hacemos una incisión con un cuchillo para poder poner los palitos de madera y que se aguanten en el centro.
Llevamos los moldes al congelador durante 12 horas para que se congelen bien.
Para desmoldar los polos fácilmente, sacamos del congelador, le retiramos el papel de aluminio y los sumergimos unos segundos en un recipiente con agua. Tiramos del palo y ya podemos disfrutar de ellos.
Fuente: este post proviene de Dulces, tartas y otras historias, donde puedes consultar el contenido original.
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