Tenía un montón de ganas de participar en este proyecto o reto, como queráis llamarlo. Hacía tiempo que me rondaba la cabeza y aquí está.
En el mes de septiembre, el cuento elegido para Una galleta, un cuento ha sido el de Caperucita Roja.
Este cuento es uno de los muchos que me encantan y que me contaba mi abuela cuando pequeña. Siempre ha sido un cuento de tradición oral, por toda Europa, hasta que el señor Charles Perrault lo recogió por primera vez en 1697 y en el que intentaba prevenir a las niñas pequeñas de encuentros con desconocidos. (Miles de connotaciones de todo tipo están adheridas a este cuento).
En 1812 vinieron los hermanos Grimm e hicieron su particular versión del cuento basándose en el de Perrault, en la tradición oral y en otra versión de Ludwig Tieg, en la que se introduce la figura del leñador que salva a la niña y a la abuelita. Esta versión es mucho más inocente y con final feliz y es la que se conoce más internacionalmente.
Desde el primer momento supe qué quería hacer y es que estaba antojada de pintar unas galletas con una muñeca Gorjuss. ¿Os gustan estas muñequitas? A mí me encantan porque me parecen ideales, sencillas pero con un carácter definido. Su creadora es una chica escocesa, Suzanne Woolcott y es conocida en todo el mundo por estas muñecas. Así que, sin pensármelo mucho, adapté una de sus muñecas a mi Caperucita Roja. Por supuesto, no podían faltarle esas medias de rayas y un largo pelo negro.
En cualquier mesa dulce que se precie o para dar de regalito a los invitados, estas galletitas son ideales. Sus tonos verdes, marrones y rojos combinan a la perfección con el tema del cuento. Claro que no podía faltar ese lobo feroz.
La receta que utilicé es la que siempre hago (Pinchad aquí). La receta de la glasa también está en ese enlace. Aunque las que veis en la imagen son de dulce de leche de las que en breve os daré la receta.
Para pintar sobre glasa os doy unas nociones básicas:
Sacamos un dibujo de lo que queremos pintar en la galleta.
Pasamos el dibujo a un papel de horno.
Pintamos con lápiz no tóxico o comestible las dos caras del papel, perfilando el dibujo.
Centramos el papel en la galleta y repasamos el dibujo suavemente para que se vaya calcando.
A partir de aquí, vamos mezclando colores rebajados con un poco de alcohol para que seque pronto y dejamos volar nuestra imaginación.
Os dejo el enlace para que veáis todo lo que han hecho mis compis. Pinchad aquí. ¡¡Alucinante!!