Lo que me gustan de estas época del año es que, al menos en casa, comemos platos únicos de estas fechas.
Igual que los turrones o mantecados por Navidad, en Semana Santa disfruto con las torrijas o con los rubiols mallorquines.
Supongo que parte de ese placer en comerlos radica de las pocas veces que los hacemos.
Pero este año os traigo algo diferente, más allá de la torrija tradicional o sus variantes dulces. Hoy la hacemos salada, y no hace falta infusionar la leche en caliente…se hacen en un plis plas.
No hace mucho ví un programa de cocina de Nigella Lawson y las desayunaba sentada en su jardín, muy espléndida ella. La pinta que tenían me obligó a versionarlas para publicarlas aquí.
Porque nosotros somos igual de espléndidos, verdad?
INGREDIENTES (5 torrijas grandes)
Pan de payés o de pueblo, durito
1/2 litro de leche
1 cucharada de mostaza a la antigua
1 cucharadita de pimentón de la Vera ahumado "La Chinata"
1 punta de cucharadita de nuez moscada rallada
Pimienta negra
2 huevos
Parmesano rallado para rebozar
Aceite de oliva suave
Orégano fresco
ELABORACIÓN
Mezclamos la leche con la sal, pimienta, pimentón, nuez moscada y la mostaza.
Una vez bien integrado todo empapamos nuestras torrijas por ambos lados de la forma tradicional.
Batimos los huevos y rebozamos nuestro pan, seguido de parmesano rallado.
Yo no las frío en aceite abundante, uso menos cantidad de aceite para que no resulten tan pesadas. Vuelta y vuelta.
A medida que las sacamos las ponemos sobre papel absorbente para que empape el exceso de grasa.
Servimos acompañadas de una ensalada de cherrys con salvia y espolvoreadas con orégano fresco.