El pescado nos ayuda a ralentizar la velocidad a la que los huesos se debilitan. Por una parte, el pescado blanco, aquel más bajo en grasa, es rico en vitaminas del complejo B y ayuda a prevenir esta enfermedad.
También los pescados más grasos, ricos en ácidos omega 3 puede reducir las fracturas en mujeres postmenopáusaicas, época en la que esta enfermedad se suele manifestar con mayor intensidad.
Algunos estudios han analizado el contenidos en omega 3 que tienen los glóbulos rojos de mujeres con historia de fractura de cadera y encontraron que eran más altos en aquellas mujeres con menos prevalencia de fracturas.
Además del pescado blanco y azul, se recomienda ingerir otros alimentos como la leche, el queso, la fruta, frutos secos y verduras de hojas verdes.
No nos podemos olividar, asimismo, que esta enfermedad de los huesos se caracteriza por la disminución de la masa ósea, con influencia de variados factores tales como los genéticos, nutricionales y malos hábitos como el consumo de tabaco, alcohol y café.