En casa de mi madre, normalmente no se come postre más allá de un café, es un capricho que se reserva para los fines de semana o festivos. De toda la vida recuerdo que ese capricho era normalmente bizcocho, de los que mi madre tiene cientos de recetas diferentes pero uno de nuestros preferidos (de mi hermano y mío) era el mármol y jugábamos a ver a quién le tocaba más chocolate, que era la mejor parte, sin duda.
Ahora, ya sin juegos ni apuestas, es un bizcocho que me encanta porque tiene el punto goloso del chocolate que me vuelve loca y además es tan vistoso... no me digáis que no.
¿Qué necesito?
4 huevos
300 gr de azúcar
350 gr de harina
50 gr de mantequilla
1cucharada de cacao en polvo
1pocillo de leche
1 cucharadita de levadura
¿Cómo lo hago?
Precalentamos el horno a 180º.
En un bol, ponemos los huevos con el azúcar, echamos la mantequilla a temperatura ambiente y la leche batiendo después de añadir cada ingrediente. Por último vertemos poco a poco la harina tamizada con la levadura. Cuando tengamos una masa bastante líquida pero homogénea, la dividimos y ponemos la mitad en otro bol.
En este segundo recipiente echamos la cucharada de cacao y mezclamos todo bien.
Engrasamos un molde con mantequilla y vertemos simultáneamente las dos masas.
Horneamos a 180º durante unos 45-50 min. o hasta que, al clavar un palillo, este salga limpio. Sacamos del horno y desmoldamos.
¿Qué más necesito saber?
Recordad que para desmoldar fácilmente un bizcocho hay que esperar unos 10-15 minutos ya que con el frío, la masa se contrae un poco y se despegará mejor.