¡Que buenos están estos muffins! Es como comerse la nutella a bocados, pero tan suave y tan jugosos, que no cansa nada comerse uno.
Los preparé para mis sobrinos pequeños, que siempre quieren postres con chocolate y no pensé que estuvieran tan buenos, de hecho yo solo probé un poquito, porque de los ocho que salieron no sobraron ninguno. Bueno en realidad, sobraron dos, pero custodiados por mis sobrinos para que nadie los reclamara y poder llevárselos a casa.
Encontré la receta en el blog Sin salir de mi cocina, y he modificado muy ligeramente la receta, añadiendo una cucharadita de levadura. En la receta original no está, pero ha ayudado a la masa a subir y así quedan más bonitos. Aparte que quedan realmente esponjosos.
INGREDIENTES:
300 gr de nutella.
2 huevos.
90 gr de harina de trigo.
1 cucharadita de levadura en polvo.
almendra crocanti, almendras laminadas, nueces troceadas...
PREPARACIÓN:
Poner la nutella y los huevos en el vaso y mezclar 30 segundos a velocidad 3 1/2.
Añadir la harina y la levadura y mezclar 30 segundos a velocidad 3 1/2.
Verter esta mezcla en los moldes de magdalenas, echar por encima unos granitos de almendra crocanti y colocarlos en un molde de silicona para que no se abran.
Hornear a 180º unos 25 minutos.Pinchar con un palillo y comprobar si sale seca, pero no demasiado porque deben quedar jugosos.
Ponemos la nutella y los huevos y los batimos para mezclar bien.
Añadimos la harina y la levadura y volvemos a mezclar.
Vertemos la mezcla en papeles de magdalenas y estos a su vez en un molde de silicona o de metal para que no se nos abran a lo ancho.
Le ponemos por encima el fruto seco que queramos, yo he puesto almendra crocanti. También podemos echar en la masa, para que nos quede en medio. Y horneamos unos 22- 25 minutos. Pinchamos con un palillo y si vemos que sale húmeda pero no pegajosa está listo. No conviene que se haga mucho.
Tiene aspecto de magdalena, pero es como un brownie individual. ¡Deliciosos!
Es normal que se abra un poco, le da un aspecto más rustico. La parte superior queda ligeramente crujiente, y el interior super esponjoso.
¿Véis por dentro? Jugoso, tierno, suave... una exquisitez.
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Fuente: este post proviene de Tapitas y postres, donde puedes consultar el contenido original.
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