No conozco a nadie a quien le gusten tanto las sopas, cremas, caldos, y cualquier cosa que se coma con cuchara, como a Cecilia. Vive con su familia en Inglaterra y el tiempo frío propicia estas apetencias pero a ella ya le gustaban los “calditos” antes de marcharse de España.
Desde que se compró su “slow cooker” hace unos meses, ideal para conseguir unos caldos y sopas magníficos, no deja de propagar sus bondades. Está entusiasmada y por supuesto, como usuaria avanzada del cacharrito, no deja de comentar frases como “la carne queda tan tierna que se deshace”, “el caldo queda fenomenal”, “las legumbres se cuecen de maravilla” …
Ya estoy pensando en comprar un Slow cooker. Por lo que Cecilia me ha contado, y por lo que he leído, he aprendido que son cazuelas eléctricas programables de una gran simplicidad: se seleccionan la potencia y el tiempo y te largas a ver tu serie favorita. Parece ser que el secreto es que mantiene las bajas temperaturas constantes durante largos periodos de tiempo y así se consiguen platos deliciosos.
El ‘slow cooker’ (olla de cocción lenta) es el último trasto que ha conquistado la cocina de muchos hogares y vuelve locos a los cocinillas.
¿Que ventajas tiene una Slow Cooker? Es barata y de bajo consumo. Como funciona con electricidad puede usarse en cualquier sitio y su consumo es mínimo y dispone de un termostato para regular la temperatura.
Sus principales ventajas en resumen son:
Permite cocinar con mucha antelación sin necesidad de vigilar la comida
Se puede programar para encontrar lista la comida a la hora que se desee
La temperatura de cocinado es constante, el calor se reparte mejor y así el alimento no pierde las vitaminas solubles.
La carne se gelatiniza resultando más sabrosa
Ofrecen un método de cocción muy saludable y requiere poco esfuerzo. ¿La vamos a amar?
Mi único temor es que mi cocina no es demasiado grande y sólo la compraría si estoy muy segura. Tendré la suerte de probarla dentro de poco cuando vaya a casa de Cecilia a pasar unos días. Ella está entusiasmada. Prometo contároslo.
Y ahora la receta prometida:
Receta de pollo con orejones, ciruelas y dátiles
INGREDIENTES
4 cuartos traseros de pollo de corral
1 cebolla grande
12 orejones
12 ciruelas pasas sin hueso
100 g de uvas pasas
12 dátiles deshuesados
Ras el hanout
Aceite de oliva virgen extra
Sal
La PREPARACIÓN la podéis consultar en el siguiente enlace: Pollo con orejones, ciruelas y dátiles . En este enlace encontraréis recetas para cocinar en Slow cooker.
Y aquí tenéis el resultado final.
El cambio que ha introducido Cecilia a la receta es que ha sustituido el Ras el hanout por hierbas provenzales, de un sabor más suave.
APETITOSO ¿VERDAD?