¡Qué buenos están los churros! ¿Pues sabíais que se hacen con solo harina y agua? Nos cuesta imaginar ninguna otra receta con solo dos ingredientes que dé como resultado algo tan sabroso. Y ni siquiera es necesario tener una churrera para hacerlos, con una simple manga pastelera ya podéis poneros manos a la obra. ¿A qué estáis esperando, entonces? ¡Marchando una de churros con chocolate caliente!
¿Qué necesito?
1 tazón de harina
1 tazón de agua
pizca de sal
aceite de girasol u oliva suave
azúcar
¿Cómo lo hago?
Los churros se preparan mezclando el mismo volumen de harina (mismo volumen, que no peso). Nosotras hemos preparado un tazón, pero podéis preparar la cantidad que queráis.
Calentamos el agua con una pizca de sal en un cazo. Colocamos la harina en un bol y echamos el agua caliente encima. Removemos con una cuchara de madera hasta que se forme una bola de masa. La trabajamos con la cuchara hasta que desaparezcan los grumos. Es una masa bastante dura así que habrá que hacer un poco de brazo para trabajarla.
Ahora toca darle forma a los churros. Si tenéis una churrera, pues solo tenéis que introducir la masa dentro. Si no la tenéis, basta con introducir la masa en una manga pastelera con boquilla de estrella. Pero habrá que tener cuidado de que no quede aire dentro, porque si no estallarán los churros en la sartén, con la consiguiente posible quemadura que nadie desea. Pero tranquilos, evitarlo es muy fácil. Introducimos la masa en la manga pastelera y basta con masajear la manga eliminando así cualquier eventual espacio de aire en ella.
Y ya podemos formar los churros presionando la manga haciendo hileras de masa sobre una fuente recubierta con papel de horno.
Calentamos una sartén con abundante aceite (puede ser de girasol o de oliva suave) y freímos los churros hasta que se doren uniformemente. Si habéis utilizado la técnica de la manga, es mejor tapar la sartén por si hubiera alguna salpicadura.
Cuando estén dorados los churros, los retiramos a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Y ya solo queda espolvorearlos con azúcar y están listos para degustar junto a buen chocolate caliente.