Sobre los electrodomésticos:
Si estás pensando en sustituir alguno/os de tus electrodomésticos, fíjate en la clasificación energética e invierte en uno de clase A (mejor A+++). A largo plazo saldrás ganando aunque en un principio la inversión sea mayor.
Ubica la nevera lejos de fuentes de calor y no introduzcas en ella alimentos calientes, evitarás que se estropeen y reducirás el consumo energético.
Abre la puerta de la nevera solamente cuando sea necesario y durante el menor tiempo posible. Además, adapta su temperatura al clima exterior teniendo en cuenta la época del año.
Cuando utilices el lavavajillas elije programas con ciclos de lavado corto y temperaturas inferiores a 40ºC. Recuerda que lavar en el lavaplatos, con la carga completa, supone mayor ahorro que si lo hiciésemos a mano.
No olvides desenchufar los pequeños electrodomésticos, y sobre todo, mucho cuidado con los electrodomésticos vampiro, es decir, aquéllos que permanecen en reposo a la espera de que alguien los accione pero mientras tanto siguen consumiendo energía (en mi caso, por ejemplo, la cafetera).
Sobre la forma en que cocinamos:
Tapa las cazuelas, siempre que sea posible, para reducir la pérdida de calor al cocinar.
Si la receta lo permite, utiliza el microondas en lugar del horno convencional, consume hasta un 70% menos de energía.
Emplea la olla exprés para cocciones largas, y no abras el horno, salvo que sea imprescindible, cuando lo estés utilizando.
Procura que el tamaño de las cazuelas, sartenes, ollas etc. sea adecuado al de los fogones.
Cuando vayas a encender el horno, organízate y prepara varias cosas, una detrás de otra.
La vitrocerámica y el horno pueden apagarse unos minutos antes de terminar los platos para aprovechar el calor residual.
Al descongelar alimentos ponlos con antelación suficiente en la nevera, se descongelarán gradualmente (de forma más segura) y supondrá una ayuda extra a nuestro electrodoméstico.Y vosotros, ¿seguís estos consejos? Contadme cómo ahorráis en la factura eléctrica.