Bromas a parte, muchas veces, cuando compras una lechuga, no la consumes entera. Utilizas una parte y el resto, la vuelves a dejar en el cajón de las verduras dónde, muchas veces, se acaba mustiando, estropeando y en el cubo la basura.Pues, si sigues estos consejos, no volverás a tirarla nunca más porque, además de ahorrar dinero…………
Si limpias la lechuga de una vez, te ahorras trabajo.
La cosa es muy sencilla, te va a llevar muy poco tiempo y vas a ganar mucho, porque se hace en un plis plas:
Son 5 simples pasos a seguir:
1.- Deshoja y lava bien la lechuga. Si tienes centrifugadora de verduras, utilízala porque así quedará bien seca. Si no, escúrrelas todo lo posible (incluso secando suave y delicadamente con papel de cocina)
2.- Pon las hojas (enteras, sin trocear) en un táper (procura que las hojas queden holgadas, no elijas un táper pequeño).
3.- Humedece bajo el grifo un papel de cocina. Estrújalo bien. ¡OJO! Debe estar húmedo no chorreando agua.
4.- Cubre con él las hojas de lechuga y tapa herméticamente.
5.- Introduce en el frigorífico hasta el momento en que vayas a volver a utilizarla para preparar tu ensalada preferida.
Pasadas 24h. tu lechuga mantendrá este aspecto de recién cortada y lavada.
Sólo tendrás que destapar y aderezar a tu gusto. ¿Ves que fácil?
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